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Arte Colonial

Una vez que España conquistó y sometió a los pueblos indígenas de América procedió a eliminar sistemáticamente las manifestaciones culturales de los pueblos americanos y en su lugar se implantó en definitiva, el elemento social y cultural de España en el nuevo continente. Es cielo que sobrevivieron muchos elementos y tradiciones precolombinas durante el período colonial, empero, en el mayor de los casos esas tradiciones se entremezclaron con los rasgos culturales españoles formando a la larga una cultura sincrética en América, aunque claro está, dominada por la influencia española.

Como mencionamos anteriormente, durante el período colonial, la Iglesia Católica fue la institución más poderosa en la transmisión de valores culturales.

Su influencia se denotaba profundamente sobre el mundo artístico e intelectual, ya que controlaba la enseñanza formal y dominaba casi todos los instrumentos de expresión cultural.

En efecto desde principios de la colonización, España procuró transplantar su patrón cultural a las colonias americanas y fue precisamente, a través de la iglesia, que se logró ese propósito.

En este sentido, en el aspecto educativo, desde el inicio de la colonización se instituyeron en el Nuevo Mundo Escuelas y  universidades similares a las que existían en España y acordes con el sistema educativo imperante en Europa. En ese tiempo  la creación de instituciones educativas incumbía a la Iglesia y a las autoridades del Estado. Así el sistema educativo de América experimente la creación de Universidades, Colegios y Escuelas.

En todos los casos, las universidades fueran creadas conforme al modelo de la Universidad de Alcalá de Henares, que para ese tiempo era la más importante y prestigiosa de España. Dichos centros eran regidos tradicionalmente por la iglesia Católica, particularmente por los Jesuitas y Dominicos, por ello, los cursos fundamentales se regían en base al sistema Escolástico de enseñanza, que centraba toda la formación educativa en la Teología y la Jurisprudencia. En los mismos, se enseñaba por lo tanto con mayor énfasis Gramática Latina, Retórica, Filosofía Jurisprudencia v Teología. También los aborígenes debían recibir instrucción escolar. En América la creación de escuelas incumbía entonces a las instituciones eclesiásticas y a las, autoridades del Estado. Habían también escuelas privadas que impartían los primeros rudimentos de educación.

La corona que conocía la importancia de una formación escolar elemental, exigía para la admisión como maestro, la prueba de cualidades morales y profesionales así como limpieza de la sangre. Para el siglo XVIII aumentó considerablemente el número de escuelas primarias en las ciudades americanas.

En general el analfabetismo entre la población banca en América, no era mayor que en metrópoli. Los indios y mestizos que vivían lejos de, las ciudades españolas empero, no recibieron casi ninguna formación escolar.

Las escuelas superiores (colegios) fueron en su mayor parte establecimientos de los dominicos y mas tarde de los jesuitas. Tras la expulsión de éstos, muchos de los colegios dirigidos por ellos pasaron a ser propiedad del Estado. Para les hijos de los caciques y otros indios distinguidos, se crearon colegios especiales.

Al término de la época colonial había en América española 26 instituciones superiores dotadas de privilegios universitarios. A fines del siglo XVIII el nivel de la enseñanza en el nuevo mundo parece haber sido apenas inferior al de Europa.

Los libros impresos en Europa solían ingresar  a América en el año de su impresión, a pesar de las prevenciones que tomaba la inquisición contra la divulgación de ideas no compatibles con la ortodoxia de la iglesia.

El racionalismo y la ilustración europea dejaron su influencia ante todo en la filosofía y las ciencias naturales. En los diversos campos de la ciencia sobresalieron científicos eminentes. La eclosión de las ciencias llenó de orgullo patriótico a los criollos. A partir de presentaciones religiosas fue surgiendo un teatro hispanoamericano, en la literatura destacan la Araucana y la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz en México.

En resumen, los europeos trasplantaron con una celeridad asombrosa a un continente recién descubierto el cristianismo y la -cultura antigua que constituyeron los cimientos de la vida colonial en formación.

Apuntes sobre el desarrollo cultural y las manifestaciones artísticas de honduras en el período Colonial.

La primera Universidad que surgió en América fue a de Santo Domingo en 1538. Posteriormente surgieron ha Universidad de Lima, en 1551 y la de México en el mismo año, en el caso particular de Centroamérica, se creó la Universidad de San Carlos de Borromeo en Guatemala en 1676.

Por otro lado, a pesar de que en el caso de Centroamérica se fundó la Universidad de Guatemala en 1676, en el resto de Provincias del istmo no se fundaron centros de enseñanza superior, sino que se establecieron Colegios Mayores, por lo tanto, todas las demás provincias quedaron opacadas ante el esplendor cultural e intelectual de que gozó Guatemala.

Precisamente «en el caso de Honduras se fundó el Colegio Tridentino de San Agustín de Comayagua en el año de 1679,  el cual servia fundamentalmente para la preparación de sacerdotes, aunque también asistían elementos civiles, inclusive indígenas hijos de los caciques» (Mario Felipe Martínez, 1973: 222).

Vale afirmar que durante el periodo colonial la iglesia en Honduras nunca fue una institución tan rica como en el resto de América, por lo tanto, tenía que recurrir al Real Erario para la adquisición de fondos para la construcción y mantenimiento de las iglesias, hospitales, orfelinatos etc.

Sin embargo, a pesar de las limitaciones anteriores, la mayor labor realizada por la iglesia en Honduras es la relacionada al desarrollo de las artes, principalmente la escultura, la pintura y la arquitectura.

El arte escultórico en el período colonial de Centroamérica logró desarrollar una escuela altamente calificada, cuyo principal exponente fue el guatemalteco Quirio Catano, autor del todavía venerado Cristo de Esquipulas en 1595. En el caso de Honduras, destacó la Escuela de Comayagua, la cual estuvo fuertemente influenciada por la escuela guatemalteca derivada del escultor Quirio Catano.

A través del desarrollo de arte escultórico, los artistas hondureños se dieron a la tarea de esculpir la mayor parte de estas estatuas de santos e Imágenes de casi todas las iglesias coloniales de Honduras, así como también de los principales personajes de la época.

Paralelamente al desarrollo del arte escultórico, también se dio un apogeo del arte pictórico en Honduras, que si bien es cierto no alcanzó la estatura de la escuela pictórica de México y Perú, si ha dejado una huelle indeleble que no tiene que envidiarle al que se desarrolló en el resto de la capitanía General de Guatemala.

En efecto, durante el periodo colonial, sobre todo entre finales del siglo XVIII y principio; del XIX se nota un auge estilístico particular en la pintura. Para el caso de Honduras, entre los principales pintores de esa época se pueden mencionar a Villa franca, De Soto, Zelaya, Cubas, así como otros más que por razones de no firmar sus pinturas desconocemos sus nombres.

Hay que apuntar que la mayor parte de estos pintores radicaban en la Capital Provincial, Comayagua, por ser ésta el centro de poder no solamente político, sino también religioso.

De hecho, la preponderancia del trabajo artístico de los pintores estaba enfocada eminentemente a la pintura religiosa. Recordemos que en ese tiempo estamos ante una sociedad dominada enteramente por la moral cristiana, por lo tanto, la exclusividad del trabajo pictórico se centraba en ternas religiosos, como por ejemplo la representación de santos, pasajes de la vida de Jesús o alegorías bíblicas, no obstante, también hubo pintores hondureños coloniales que no solamente trabajaban para la Iglesia, sino que también para las familias y autoridades civiles de la Provincia.

Para el caso, se tiene constancia que hacia principios del siglo XIX, el pintor Toribio Torres oriundo de Comayagua celebró un contrato para copiar los retratos de 12 Obispos de Comayagua que estaban en la Sala Capitular de la Catedral de dicha ciudad, y a la vez también se dedicaba a elaborar cuadros de las principales familias de !a ciudad.

Con el aporte de la generación de los pintores coloniales hondureños se consolidó una escuela pictórica hondureña al final de este período.

El ejemplo mas notable que dejó ese movimiento fue la figura del pintor José Miguel Gómez, quien a juicio del historiador Mario Felipe Martínez es el mejor pintor colonial de Honduras, el cual tuvo la época de mayor apogeo hacia finales del período colonial.

Este pintor logró desarrollar un estilo pictórico sumamente particular. La mayor parte de su temática son representaciones de San José. De hecho, él es reconocido por su tradición San Joseísta, de la cual aun podemos admirar cuadros en las Catedrales de Comayagua y Tegucigalpa, así como en la iglesia de los Dolores.

Es importante acotar que muchas de las pinturas elaboradas por los pintores hondureños eran destinadas a las iglesias parroquiales de Honduras sin embargo. también venían a la Provincia aunque en menor escala, pinturas de artistas de Guatemala, México y esporádicamente de España.

Otras de las manifestaciones artísticas que florecieron en el período colonial en Honduras fueron la orfebrería y la platería.

Recordemos que Honduras fue el Centro minero más importante de la Capitanía General de Guatemala, por lo tanto, se fabricaban regularmente objetos de plata que eran indispensables para los rituales de la Iglesia, corno por ejemplo cálices, copones, candelabros, custodias etc.

En el caso de artículos domésticos y comunes, la orfebrería descolló en la elaboración de vajillas de mesa, joyas que en filigrana de plata y oro producían los mejores aritos, pulseras, anillos y cadenas de toda la región centroamericana. Esta tradición platera y orfebre se desarrolló en el Valle de Río Piedras (hoy La Paz, Comayagua y Tegucigalpa.

Fuente: http://www.historiadehonduras.hn

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