La actual población hondureña es el resultado de múltiples y complejos procesos de cruzamiento racial; mismos que se inician con el poblamiento de Honduras por parte de índigenas venidos de las tierras altas de México y Guatemala, incorporando su propia naturaleza como primer componente étnico. Posteriormente, durante la conquista de América por parte de los españoles, así como el posterior coloniaje, trae consigo la introducción de nuevos elementos raciales: el blanco representado por el español y que, al mezclarse con el indio dá origen al mestizo; la importación de negros también va a generar subtipos raciales: con el indio dá el Zambo y con el blanco el Mulato.
La interacción racial entre todos estos grupos vá a generar una mezcla compleja de definir y que por ahora, enfrasca a historiadores y antropólogos en si el resultado de esta mezcla debe catalogarse como ladino o como mestizo; problema que la sociedad colonial resolvió dándoles el mote de PARDOS.
La estructura social de Centroamérica durante el período colonial fue la de una economía agraria pre-industrial o sub-desarrollada, en la que el ingreso, el estatus, el poder y el aspecto racial colocaban a la gente en uno u otro estrato o clases sociales que básicamente eran dos:
1. Una élite de terratenientes, mineros, alta burocracia y alto clero: (peninsulares y criollos).
2. Una masa de pobladores rurales en comunidades indígenas, en haciendas o plantaciones: (indios, negros, mestizos y castas).
Entre estos dos estratos o clases sociales existía un pequeño grupo de comerciantes, burócratas y bajo clero. La conquista, ocupación y administración de América Central, permitió a los españoles construir una sociedad de superiores e inferiores, de señores y masas, de libres y esclavos, de sujetos a impuestos y de exentos, de blancos y de no blancos. Para entender mejor la estructura analizaremos brevemente los estratos:
1. PENINSULARES: Blancos nacidos en España, constituido generalmente por migrantes que vinieron como conquistadores, campesinos, artesanos, militares, mineros, funcionarios, etc…, predominando los hombres sobre las mujeres. La inmigración española a las Indias Occidentales prosiguió durante todo el período colonial, ya que en la naciente sociedad hispanoamericana en Centroamérica encontraban mayores posibilidades de movilidad social y mejoramiento económico de la que podían encontrar en la sociedad española de la península. Solo una minoría de Ibéricos se benefició con las posesiones ultramarinas de España, a la zazón, los que sirvieron como funcionarios públicos.
2. CRIOLLOS: Blancos nacidos en las Indias Occidentales (América). Se empleó este término en un inicio como referente a los hijos de españoles, en su mayoría conquistadores y primeros pobladores, o sea los llamados criollos viejos. La constante inmigración dió origen a los criollos nuevos quienes no participaron de la conquista pero se vieron más beneficiados por el Rey de España; esto creo un conflicto entre ambos grupos de criollos ya que los primeros se consideraban con mayores derechos sobre los bienes terrenales que los segundos lo que les daba más valor que cualquier abolengo o título nobiliario. Durante todo el período colonial se dieron conflictos y tensiones entre estos dos grupos. El creciente número de criollos y mestizos fue visto por los peninsulares como una posible amenaza a su dominación; quizás por ello cuando en el siglo XVII ocurre la contracción económica tanto en las Indias Occidentales como en España, se incrementó la competencia por el acceso a la riqueza, el status y la seguridad, por lo que se exacerbaron los criterios de pureza de raza y fenotipo en ambos lugares, tanto en España como en sus colonias. De acuerdo a Severo Martínez Peláez, las viejas familias herederas de la conquista fueron perdiendo terreno en lo económico y en lo político, pero las nuevas generaciones de criollos sin alcanzar las más altas posiciones de mando lograron enriquecerse y retener la posición que había correspondido a los antiguos criollos. Los inmigrantes españoles presionaban sobre los criollos, pero no como una clase antagónica que aspira a derribar y destruir a su enemigo sino con el propósito de introducirse en la clase de los criollos. La presión que ejercían los inmigrantes sobre los criollos y la lucha de éstos defendiéndose, resultó en la renovación de la clase criolla con nuevos elementos y su conservación como clase social. Los criollos viejos, herederos de la conquista en forma directa, fueron lentamente desplazados del primer plano por españoles que vinieron después, pero que al convertirse también en terratenientes y explotadores de siervos indígenas, se asimilaron a la estructura de clase preexistente sin alterarla en lo más mínimo.
3.- Mestizos: la mezcla de razas en América, bajo los efectos y las consecuencias de la conquista era inevitable. Al principio su número era limitado, la mezcla racial poca y la residencia de los europeos de corta duración. Sin embargo la mezcla racial en América pronto produjo un estrato social que se hizo numéricamente significativo y ocupacionalmente necesario, pero que tanto en la práctica como en la teoría era objeto de discriminación racial y económica por parte de los blancos, por ejemplo; si bien por una parte los mestizos estaban exentos de pagar tributo, (cuyo pago era obligatorio en el caso del indígena) por otra el Estado les negaba la posesión de tierras. Esto se explica ya que los mestizos eran un contingente humano en crecimiento constante. Esta política originó que el mestizo no teniendo más que su fuerza de trabajo se vió obligado a desplazarse a las haciendas y a vivir y trabajar en ellas a cambio de tierra en usufructo; en otras palabras se volvieron arrendatarios. Debido a que los peninsulares y criollos se constituyeron en la clase empresarial que manipulaban el trabajo indígena y negro, esto originó que los mestizos, llamados – también castas fueran empleados como auxiliares asalariados en la minería, agricultura, como vaqueros, arrieros, tejedores, herreros, pequeños comerciantes, donde el empleo era escaso se convirtieron en vagabundos, robando frecuentemente a las comunidades indígenas. Rechazados tanto por los indígenas como por los blancos tuvieron que sobrevivir desarrollando su agresividad, crueldad y astucia.
4.- El Indio: Aquellos caciques indígenas que colaboraron con los conquistadores recibieron a lo largo del período colonial un trato preferencial por parte de los españoles, fueron conservados en sus puestos de dirigentes locales para exigir tributos y trabajo a las masas indígenas, facilitanto así el sistema español de dominación indirecta. Los indígenas fueron concentrados en los llamados pueblos de indios o reducciones, lo que facilitaba la recolección del tributo y del empleo de la mano de obra indígenas. Debido a que la organización de los pueblos indígenas como pieza clave de la estructura de la sociedad colonial, exigía la existencia de tierras en las que los indígenas pudieran trabajar para sustentarse, para tributar y para esta en condiciones de ir a trabajar a las haciendas así como para que permanecieran en sus pueblos, la corona dispuso que tuvieran tierras ejidales. Las consecuencias inmediatas de la conquista y la ocupación de las regiones más densamente pobladas de las civilizaciones indígenas fueron catastróficas. Una combinación de enfermedades epidémicas (viruela, sarampión, tifoidea), de trabajo excesivo y la consiguiente debilitación física y el choque cultural inducido por el remodelamiento de una sociedad comunitaria conforme a líneas individualistas orientadas hacia el lucro produjo en los siglos XVI y principios &l XVII un descenso demográfico intenso entre la población indígena; esto trajo como consecuencia un incremento en la importancia de las castas en la población total alrededor de 1,650; después de esto la lenta recuperación de la población indígena y la afluencia de los europeos que se mezclaban con las castas le dió a ese grupo un mayor porcentaje de la población total, sobre todo en Honduras, El salvador y Nicaragua, no así en Guatemala, donde por lo menos un 55 por ciento de la población total está constituida por indígenas; ni en Costa Rica, donde la población indígena desde las primeras etapas de la colonia fue bastante reducida, constituyéndose en mayoritaria la raza blanca.
Con respecto a la actitud del Indio hacia el trabajo que le era impuesto por quienes lo habían conquistado, se crearon prejuicios que aún en la actualidad son esgrimidos. Estos son: a) Que los indios son haraganes; b) que no trabajan si no se les obliga, que son inclinados al vicio, especialmente a la embriaguez, y que aumentan entre ellos las borracheras y los escándalos si no se les tiene ocupados en el trabajo obligatorio; c) que los indios no padecen pobreza, que viven conformes y tranquilos.
Estos tres prejuicios tenían por objetivo, de acuerdo a Severo Martínez Pelaez, adelantarse, interceptar la consideración de que los indios trabajarían de buena gana y vivirían en mejores condiciones si en vez de ser obligados a trabajar fueran asalariados libres. Esto último hubiera significado un encarecimiento de la mano de obra, y era esto lo que los españoles trataban de evitar. En síntesis estos prejuicios tenían por objetivo justificar el trabajo forzado.
5. El Negro: El africano fue desarraigado de sus comunidades de origen y traído a América contra su voluntad. Hay noticias de importación de esclavos negros desde el momento mismo de la promulgación de la Leyes Nuevas en Guatemala en 1543. Fueron introducidos en gran escala en aquellas colonias donde los indios habían sido exterminados, como en el caso de Cuba; también en aquéllas en que hubo grandes centros mineros, como en Nueva España (México), y también en aquéllas en que se desarrollaron grandes plantaciones principalmente de algodón, como en el Sur de los Estados Unidos, o de caña de azúcar como en el Noreste de Brasil o Cuba.
En lo que respecta a Centroamérica, debemos tener en cuenta que fue conquistada 20 años después de las Antillas y que la afluencia de colonos desde ese momento hasta la promulgación de las Leyes Nuevas fue comparativamente reducido, lo que quiere decir que hubo menos esclavistas. En segundo lugar y con excepción de Honduras, fue una colonia pobre en minas. Y finalmente, no fue grande el desarrollo de las plantaciones agrícolas en las zonas más cálidas del área.
El negro que llega a Centroamérica en el período colonial procedía de las Antillas y tenía su antecedente cultural en la llamada cultura Yoruba. Fue a partir de 1545 que la afluencia de negros a Honduras alcanzó una relativa consideración. Llegó principalmente a la Costa Norte, entonces poco poblada, y a la zona minera de la región central; el africano pronto se mezcló con la población indígena y mestiza y sus descendientes están establecidos principalmente en los departamentos de Colón Atlántida, Yoro y La Paz. La esclavitud en Honduras fue siempre de poca importancia y los censos del siglo XVIII acusan su desaparición progresiva y la insignificante proporción que constituían los esclavos dentro de la población nacional. Durante el siglo XVIII el núcleo más importante de Honduras loconstituían los esclavos reales de Omoa; a fines del mismo siglo se estableció en el actual departamento de Colón un fuerte núcleo africano llamado «Vicentino», yá que en 1796 los ingleses habían ocupado la Isla de Roatán, poblándola con negros procedentes en su mayoría de la antigua posesión francesa de San Vicente en las Antillas Menores; posteriormente fueron transportados a Colón.
En el Noreste de Honduras, región sólo ocasionalmente visitada por los españoles y además poco poblada, el negro se integró con la población indígena constituyendo los Zambos.
El mestizaje entre los diversos grupos se amplía pasando a formar parte de un todo nacional sin que sus integrantes se den cuenta. El hondureño de hoy, es una mezcla de diferentes grupos étnicos, aunque su conducta no refleje sino que el modo de comportamiento de la sociedad mayoritaria en la cuál vive. Los grupos originales de carácter racial puro, es decir, blancos, indios y negros, se han vuelto una minoría en relación a toda la gama de mestizos conformantes de los diferentes estratos sociales existentes, lo que ha provocado una relación uniforme al interior de ellos. Aquellos indígenas que han participado del segmento mayoritario se han «ladinizado» olvidando su lengua y costumbres y asumiendo la de los ladinos, nombre que los indios dan al resto de la población. Hay que sumar a ello, un segundo proceso de mestizaje protagonizado por aquellos grupos humanos que se adscriben a la sociedad hondureña desde mediados de siglo pasado, los inmigrantes, que sobretodo el la zona sur y centro de Honduras se mezclan con la población añadiendo nuevas características genéticas al hondureño actual y nuevos modos de pensar, entre ellos, la búsqueda de una identidad nacional. Por desgracia, si bien es cierto que durante la Reforma Liberal se dá la oportunidad de buscar la nación, el sentimiento de no pertenencia existente entre los mestizos por su origen (ni español ni indio) provoca que el sistema de educación entonces, pase a ser justificativo de una clase social y no la génesis de un conglomerado nacional.
Fuente: http://www.historiadehonduras.hn