Después del derrocamiento de Anastasio Somoza en Nicaragua en 1979 y con inestabilidad general en El Salvador, los militares hondureños, por presión de la administración de Jimmy Carter en los EEUU, aceleraron proyectos para devolver el país a la democracia. Una asamblea constituyente fue popularmente decidida en abril de 1980 y las elecciones generales fueron celebradas en noviembre de 1981.
Una nueva constitución fue aprobada en 1982 y el gobierno del Partido Liberal del Presidente Roberto Suazo Córdoba tomó el poder. Una elección que gano por la popularidad del Dr. Modesto Rodas Alvarado, que desafortunadamente falleció el 9 de Julio 1979. Cuando los esfuerzos iniciales a retornar el país a una democracia, el Partido Liberal era liderado por Dr. Modesto Rodas Alvarado, a quien se le consideraba que sería el próximo candidato presidencial con Suazo Córdoba como vice presidente.
Suazo Córdoba, abandonando los fundamentos de la política Rodista, se confió en el apoyo estadounidense para ayudarles con una severa recesión económica y con la amenaza planteada por el gobierno Sandinista revolucionario en Nicaragua y una guerra civil brutal en El Salvador. La cooperación cercana sobre cuestiones políticas y militares con los Estados Unidos fue complementada por ambiciosos proyectos de desarrollo social candidatos a presidente. El Partido Liberal reclamó la victoria cuando sus candidatos al presidente colectivamente vencieron al candidato del Partido Nacional, Rafael Leonardo Callejas, que recibió el 42% del voto. José Azcona Hoyo, el candidato que recibió la mayor parte de votos entre los Liberales (27%), asumió la presidencia en enero de 1986.
Con fuerte tracción Suazo había introducido la primera transferencia pacífica del poder entre presidentes civiles en más de 30 años. Cuatro años más tarde, Rafael Callejas ganó la elección presidencial, tomando posesión del cargo en enero de 1990. Callejas se concentró en la economía, reduciendo el déficit y tomando medidas para tratar con una tasa de cambio supervalorada y eliminando barreras estructurales a la inversión. Él comenzó el movimiento para colocar a los militares bajo el control civil y puso el trabajo preliminar para la creación del Ministerio público (la oficina del Ministro de Justicia).
A pesar de las reformas económicas de la Administración Callejas, la insatisfacción pública por el coste de la vida y por la corrupción aparentemente extendida del gobierno condujo a los votantes en 1993 a elegir por un 56% del voto al candidato del Partido Liberal, Carlos Roberto Reina, venciendo al candidato del Partido Nacional, Oswaldo Ramos Soto.
El presidente Reina, encabezando una plataforma que pide «una Revolución Moral,» persigue activamente a la corrupción y a los responsables de la violación de los derechos humanos en los años 1980. Él creó un ministerio de Justicia moderno y una policía investigadora. Fue el principio real de institucionalización de la ley en Honduras.
El sello de Reina era su esfuerzo acertado para aumentar el control civil sobre las fuerzas armadas, generando un período de cambio fundamental en las relaciones entre civiles y militares en Honduras. Los logros importantes – incluso la abolición del poder militar y el traspaso de la legislación que transfiere la policía nacional de militares a autoridad civil- han acercado las relaciones civiles y militares a un equilibrio normal en una democracia constitucional. Además, el Presidente Reina en 1996 nombró a su propio Ministro de Defensa, rompiendo el precedente de aceptar al candidato de las Fuerzas Armadas.
Reina restauró la salud fiscal en Honduras. Después de un principio complicado en 1994-95, la administración de Reina aumentó considerablemente las reservas internacionales netas del Banco Central, redujo la inflación al 12,8% anual, restauró un sano crecimiento económico (aproximadamente el 5% en 1997) y redujo los gastos más importantes para conseguir un 1,1% de déficit del sector público no financiero.
Carlos Roberto Flores Facusse tomó posesión del cargo el 27 de enero de 1998, siendo el quinto Presidente hondureño decidido democráticamente, ya que las elecciones libres fueron restauradas en 1981. Como tres de sus cuatro precursores, incluso su precursor inmediato, Flores es miembro del Partido Liberal. Él fue elegido con un 10% de margen sobre su opositor principal – Nora de Melgar, candidato del Partido Nacional – en elecciones libres, justas y pacíficas el 30 de noviembre de 1997. Estas elecciones, probablemente las más limpias en la historia hondureña, reflejaron la madurez de las instituciones democráticas de Honduras. Al tomar posesión del cargo el 27 de enero de 1998, Flores inauguró programas de reforma y modernización del Gobierno hondureño y de la economía, con énfasis en la ayuda a los pobres de Honduras, manteniendo la salud fiscal del país y mejorando el espíritu competitivo internacional.
En octubre de 1998, el Huracán Mitch devastó Honduras, dejando a su paso a más de 5.000 personas muertas y 1,5 millones de desplazados. Los daños sumaron casi 3 mil millones de dólares. Las ayudas internacionales sirvieron para asistir en la reconstrucción de las infraestructuras, y el Gobierno hondureño ha sido bastante transparente en el uso de estas ayudas.
Las primeras elecciones del siglo XXI marcaron el regreso al poder del Partido Nacional de Honduras, por medio de Ricardo Maduro. El candidato nacionalista, se alzó con la victoria el 25 de noviembre de 2001 con 52,2% de los votos, contra el 44,2% de Rafael Pineda Ponce su principal contrincante. Los otros tres candidatos de los partidos minoritarios apenas sumaron el 4%. Mientras que en las elecciones legislativas, el PNH obtuvo 61 de los 128 diputados del Congreso Nacional.
Durante su campaña electoral, Maduro había prometido grandes avances en la economía del país. Aunque el mandatario tuvo cierto grado de éxito durante el 2004 y el 2005; con crecimientos del 5% y el 4,2% respectivamente, sus promesas quedaron cortas. En el campo legislativo, Maduro se encargó de promulgar leyes en contra de la delincuencia y más específicamente, en contra de los grupos pandilleros. Su modelo de leyes en contra de estos grupos, luego fue imitado por los gobiernos de Guatemala y El Salvador. Sin embargo estas leyes no han dado frutos, la inseguridad y delincuencia común ha seguido azotando la tranquilidad del pueblo hondureño.
En el 2006, Maduro le entregó el poder al liberal; Manuel Zelaya Rosales, quien resultó vencedor el 7 de diciembre del 2005. En el conteo final; Zelaya Rosales se llevó la victoria con el 49.9% y asumió el cargo en enero del 2006. En su primer año de gobierno, el presidente Zelaya se tomó el entero crédito, por haber colocado a Honduras, en uno de los primeros lugares de crecimiento económico de la región centroamericana. Por otro lado; el mandatario ha sido fuertemente criticado por su estrecha relación con el presidente venezolano Hugo Chávez. Además de contar con otros problemas, que enfrenta esta nación centroamericana, como son la delincuencia y corrupción.
Deuda externa
La historia de la deuda externa de Honduras es la siguiente:
En los años setenta varias personas con conocimiento de situaciones similares en otros países se organizaron y pidieron préstamos a los bancos para “cultivo de tierras”, robando millonarias cantidades con la excusa de que era para desarrollar Honduras. En esa década se podían comprar viviendas (con tres cuartos, sala, comedor, cocina, baño, patio y área verde), pagando 40 lempiras (20 dólares) mensuales durante aproximadamente 10 años, los cuales se pagaron sin ningún problema por todos.
Luego, con la devaluación, el dólar valía más y el lempira menos, pero la devaluación no afectaba el pago de estas casas ya que el dinero se pagaba en lempiras.
El dinero robado o fue ahorrado en bancos extranjeros o se usó para:
Crear negocios en el país.
Ahorrar el dinero robado en dólares, ya que sabían que en pocos años se devaluaría (desde 2 lempiras por dólar hasta casi 20 lempiras por dólar) y así su ahorro se multiplicaría.
Hoy en día únicamente la clase alta puede comprar casas.
Quiebra de bancos: en los años noventa muchas personas (mayoritariamente políticos) pidieron préstamos a los bancos y provocaron la quiebra de varios, a sabiendas de que no los mandarían a la cárcel ya que quienes hicieron esto estaban apoyados por personas en el gobierno. Entonces el gobierno tuvo que pagar (a costillas del pueblo) 3200 millones de lempiras, de los cuales solamente recuperaron 500 millones y no mandaron a nadie a la cárcel.
Ese dinero producto del robo al pueblo fue luego invertido en empresas de energía térmica, mientras evitaban la creación de represas hidroeléctricas, las cuales cobraban energía, que muchas veces ni era producida, cobrando 6 a 8 veces el costo real de la energía suministrada al pueblo, desde 1995 hasta 2007 los cobros han subido hasta 6 veces, si antes las personas gastaban 100 lempiras ahora pagan 600 lempiras por consumo de electricidad.
El fruto de todo esto fue que todo subiera de precio (impulsado también por el aumento al costo del petróleo y por ende el costo de las materias primas) mientras el salario valía cada vez menos, obligando al pueblo a endeudarse para poder comer, ahora los bancos ganan hasta un 80% de interés por los préstamos que hacen al pueblo, siendo esto una mina de oro para ellos. Hoy en día una casa cuesta entre 200 y 500 mil lempiras, inaccesibles para la clase pobre y media.
La única manera en que Honduras podría salir adelante sería mediante tres pasos:
Que el BID y demás entes prestamistas no le vuelvan a prestar a Honduras (ya que los políticos se lo roban y la deuda la pagan únicamente los pobres), si quieren ayudar que den donaciones o que vengan a hacer los proyectos por su cuenta.
Que el gobierno declare en qué invierte cada millón que ingresa en la lucha por la creación de empleo y contra la pobreza.
Que se deje de utilizar energía térmica privada, y se use únicamente energía hidroeléctrica, ya que la energía limpia que produce la represa hidroeléctrica Francisco Morazán («El Cajón») está siendo comprada a precio barato por las industrias, y la energía térmica está siendo cobrada a precio caro a las personas de bajos recursos a quienes verdaderamente pertenece «El Cajón», no solo la venden a precio alto sino que además cobran un falso ajuste de combustible el cual casi duplica el costo de la energía, así falsamente hacen creer que el costo de la energía es el más barato de Centro América ocultando ese ajuste, aun cuando el estado les abarata los costos del combustibles a costillas de los impuestos, estas empresas hacen como que no compraran combustible subsidiado, y en su lugar cobran un llamado «ajuste por combustible». Además estas empresas privadas tienen endeudada a la ENEE con miles de millones de dólares por deudas de servicio que no ha pagado con el fin de privatizarla. Por ejemplo: La caja de la ENEE la maneja SEMEH, que es una empresa privada que únicamente se creó para evitar que la ENEE para que a las térmicas, y para evitar que se creen represas hidroeléctricas estatales que produzcan más de 500 megavatios cada una. En cambio el BIB presta a los corruptos para que construyan cientos de represas contaminantes únicamente con el fin de lucrarse y obtener terrenos.
Fuente: http://www.historiadehonduras.hn