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TESOROS OCULTOS

Las famosas botijas son el tema de nuestro programa, que tomamos del libro “Homenaje a la Ciudad de Gracias a Dios”, de Alvaro, Héctor y Tito Pérez Estrada, generoso obsequio de nuestra amiga Ada Mejía de Cruz T.:
Uno de los aspectos de la vida de Gracias fue la costumbre que tenían sus ricos moradores, de enterrar sus tesoros. Hay memoria, seguimos al señor Cisneros, de varios hallazgos de ellos, consistentes en monedas de oro y de plata y de alhajas. Algunos han sido encontrados a causa de la caída de un rayo, que, rompiendo árboles que no lo atraen, ha dejado a descubierto la obra de albañilería, construida de ladrillo, que contenía las vasijas o botijas en que estaba el depósito. Hubo quien arando en un solar de la casa del centro, perteneciente a los ascendientes del señor Cisneros, casi a flor de tierra, vio que la punta de su arado levantaba un ladrillo al que siguieron doscientos más, de una construcción en que halló un tesoro. Los dueños del solar habían practicado agujeros hondos para plantar tunas y no dieron nunca con el sitio del entierro. Personas cuyas malas condiciones económicas eran bien conocidas cambiaron súbitamente de situación, pasando de la miseria al bienestar o emigrando a lugares distantes, donde han aparecido haciendo brillantes negocios, debiéndose todo al hallazgo de un tesoro, lo que se ha comprobado con las excavaciones que se han hallado en ciertos sitios, en donde se han visto restos de las construcciones de ladrillos y mezcla destinadas a ocultar las vasijas y pedazos de éstas. De doña Felipa Córdova, viuda de don Miguel Machado, que se dice murió, como se ha indicado antes, en Jamaica, se cuenta que acabó su vida en la pobreza, asegurándose que dejó enterrado su capital. En la casa que estos señores habitaron se encontró, por el año de 1850, un entierro que hizo la fortuna de don Purificación Alvarado, gobernador entonces del departamento.
Y ahora, usted también lo sabe.

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