Español
Oficialmente, el ahora célebre huracán Gilberto nació a las 20:30 del sábado 10 de septiembre de 1988 en un lugar del Caribe oriental situado unos 200 kilómetros al sur del extremo sur occidental de la isla de Puerto Rico. Pero su gestación comenzó una semana antes, el 3 de septiembre, miles de kilómetros más allá, al sur de las islas de Cabo Verde y cerca de la costa de África. Ese día los satélites meteorológicos detectaron en la zona la aparición de una onda tropical que desde el continente africano se movía en dirección al oeste sobre el Atlántico. Durante los días subsiguientes no ocurrió nada extraordinario. Como sucede a menudo en este tipo de fenómenos, a medida que la onda iba avanzando hacia occidente, sobre ella se fue formando un área de baja presión; esto es, una incipiente perturbación. Aquella moderada depresión fue aumentando rápidamente de magnitud y en 24 horas ya se había convertido en tormenta tropical, justo mientras cruzaba la cadena insular de las Antillas Menores para penetrar en el Caribe frente a la costa sudamericana. Cuando alcanzó es categoría, fue bautizada Gilberto. Nadie imaginaba que menos de 72 horas más tarde sería una tempestad descomunal que se ganaría un lugar de privilegio en los anales meteorológicos y volvería ese nombre, Gilberto, inolvidable para millones de personas.