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El 10 de octubre de 1812, a las nueve de la mañana, los Alcaldes y el Consejo Municipal, Justicia y Regimiento de la Villa de San Miguel de Tegucigalpa juraron solemnemente la Constitución que para España y sus dominios de ultramar habían emitido las Cortes reunidas en Cádiz, el 19 de marzo del mismo año.
Mientras Fernando VII estaba cautivo y el pueblo español luchaba contra la dominación francesa, tenían en su seno representantes de las diversas provincias de América y aunque se integraron con personas adictas a la realeza y de ideas monarquistas, dejaron testimonio del pensamiento liberal mayoritario en las mismas, debido a la influencia de la Revolución Francesa y al afán de conservar las colonias de América mediante la implantación de cambios políticos apreciables. Fueron Diputados por la Gobernación de Honduras a tales Cortes los señores José Francisco Morejón, quien tomó parte en sus deliberaciones, y el Abogado José Santiago Milla que llegó a España cuando ya la Asamblea se había disuelto.
El ejemplar de la Constitución de la Monarquía Española se recibió en Tegucigalpa a las 2 de la tarde del 22 de septiembre de 1812 por medio de un correo extraordinario enviado por el Capitán General de Centro América don José Bustamante y Guerra. Con el ejemplar del importante documento se recibieron, además, las Reales Cédulas que prescribían el orden y solemnidad en que debía hacerse la publicación de la Constitución, un decreto de indulto y otro sobre el establecimiento de nuevos ayuntamientos.
Después del Juramento de la Constitución que hicieron el 10 de octubre las autoridades de Tegucigalpa, el 13 del mismo mes fue publicado a cuyo efecto la leyó en voz alta el Alcalde Primero don José Manuel Márquez, en lo alto del portal de la plaza, ante el ayuntamiento, autoridades y vecinos. El domingo 18 del mismo octubre, en la iglesia parroquial y en la misa del Espíritu Santo que se hizo celebrar al efecto, el Alcalde Márquez tomó al pueblo el solemne juramento con las siguientes palabras:
«¿Juráis por Dios y los Santos Evangelios guardar la Constitución Política de la Monarquía Española, sancionada por las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nación y ser fieles al Rey?».
El pueblo contestó a una voz: «Sí juramos», procediendo después los prelados eclesiásticos a cantar él Te Deum en acción de gracias.
Poco duró la alegría de los pueblos de España y América: Fernando VII, a quien con tanta lealtad había defendido el pueblo español, abrogó la Constitución emitida por los patriotas, disolvió las Cortes y puso en prisión a los Diputados que se opusieron a su absolutismo, entre ellos el guatemalteco don Antonio Larrazábal.
Pero el movimiento insurgente del General Rafael de Riego en 1820 haría que el incompetente e indeciso monarca pusiera de nuevo en vigor el importante documento, a cuyas disposiciones se debió la libertad de prensa en Centro América, el aparecimiento de periódicos tales como «El Editor Constitucional», «El Amigo de la Patria» y «El Genio de la Libertad», los cuales prepararon la independencia política centroamericana el 15 de septiembre de 1821.
Fuente: Efemérides Nacionales (Víctor Cáceres Lara)