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El 13 de octubre de 1844, cuando gobernaba el país en un segundo período de dos años el General Francisco Ferrera, prestó el juramento correspondiente para recibir el cargo de Obispo de Honduras el Presbítero y Doctor Francisco de Paula Campoy y Pérez, quien el 10 del mismo mes había recibido las burlas de su nombramiento por parte de Su Santidad Gregorio XVI.
La ceremonia del juramento tuvo verificativo en la Sala Capitular del Cabildo Eclesiástico de la ciudad de Comayagua. Después de ésta, el nuevo Obispo pasó a la Casa del Gobierno para prestar el juramento civil en acto resonante en el que estuvieron presentes los altos poderes y las autoridades departamentales lo mismo que otros funcionarios y personas particulares.
Después de prestar el juramento ante la Suprema Autoridad, ésta y los demás concurrentes acompañaron al alto prelado a la iglesia Catedral, en donde el nuevo Obispo tomó posesión de su cargo, se cantó un solemne Te Deum y se celebró una misa de acción de gracias por el acontecimiento.
Habrá de recordarse que el Papa Gregorio XVI había nombrado primero Obispo de Honduras al Presbítero José Trinidad Reyes quien había sido propuesto en terna por el ejecutivo hondureño presidido por el General Ferrera. Se dice que éste, cuando tuvo noticias de tal designación, hizo llegar ante el Vaticano la noticia de que el Padre Reyes había muerto y fue así como se nombró al Padre Campoy y Pérez que por ese tiempo era Cura Párroco de la ciudad de Gracias.
En estas maniobras ayudó a Ferrera el Ilustrísimo señor Jorge Viteri y Ungo, conocido revolvedor de la política tanto en El Salvador como en Nicaragua.
Monseñor Campoy tuvo muy corto ejercicio. Sustituyó al Provisor José Nicolás Irías -el jurado enemigo de Dionisio de Herrera y de las ideas liberales- quien había fallecido en San José de Copán el 13 de septiembre de 1842, y se mantuvo en la máxima jerarquía eclesiástica entonces existente en Honduras hasta el 30 de octubre de 1849 en que entregó su alma a Dios.
El ex Presidente don Coronado Chávez por esas fechas desterrado en El Salvador por el gobierno del Doctor Juan Lindo, escribió en su Diario, con fecha 3 de noviembre:
«Hoy he tenido la triste noticia de que el señor Campoy, Obispo de Honduras y amigo mío, ha muerto en camino para Esquipulas, Este hombre justo decía, si a los hombres se les hacen honores divinos, merecerlos, sin ser tachado de nada que eclipse su virtud por los hombres que lo conocieron».
Fuente: Efemérides Nacionales (Víctor Cáceres Lara)