Honduras en sus manos
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El 18 de octubre de 1855, en su condición de Vice Presidente de la República, se hizo cargo provisionalmente de la Primera Magistratura de la Nación, en la ciudad de Comayagua, el señor José Santiago Bueso en virtud de haber sido derrocado el Presidente en propiedad, General José Trinidad Cabañas, por fuerzas invasoras de Guatemala unidas a contingentes hondureños.
El General Cabañas, firme sostenedor de los ideales morazánicos y campeón empeñado en la reconstrucción federal, se granjeó la animadversión del Presidente Rafael Carrera de Guatemala lo mismo que la de los legitimistas que en Nicaragua actuaban bajo la dirección de Frutos Chamorro. Como consecuencia de tal odio, el territorio nacional fue invadido por ejércitos de Guatemala comandados por el General Leandro Godoy y por contingentes hondureños mandados por el General Juan López y el Coronel José María Medina.
Cabañas concentró tropas en Gracias para defenderse y allí libró reñida acción contra las fuerzas invasoras que lo vencieron el 6 de julio de ese año de 1855. El Presidente se replegó hacia Intibucá y después hacia Masaguara donde fue totalmente vencido el 6 de octubre sin que tuviera ninguna trascendencia la victoria que contingentes del gobierno lograron contra una columna invasora al mando de José María Medina, en el pueblo de Siguatepeque, departamento de Comayagua.
Don José Santiago Bueso estuvo pocos días al frente del Ejecutivo hondureño. El 8 de noviembre del mismo año se retiró del cargo por razones de salud y fue sustituido por don Francisco Aguilar, Senador por Comayagua, bajo cuyo ejercicio se practicaron elecciones para Presidente y Vice Presidente de la República para el período comprendido entre 1856 y 1860.
Como ningún ciudadano recibió la mayoría absoluta que reclamaba la Constitución Política de 1848, la Asamblea General eligió el 14 de febrero de 1856 al General José Santos Guardiola como Presidente, y a José María Lazo, como Vic Presidente.
De esta manera quedaron unidos en el gobierno un elemento de reconocida militancia dentro del bando conservador y uno cuyas simpatías iban hacia el liberalismo.
La invasión de tropas guatemaltecas en ese año funesto de 1855 se tradujo en grandes males para la nación hondureña, ya que tales contingentes, quizás operando bajo consignas, incendiaron los archivos de las ciudades y pueblos que cayeron en sus manos, privando así a Honduras de documentos indispensables para su historia.
Fuente: Efemérides Nacionales (Víctor Cáceres Lara)