Español
El 23 de octubre de 1822, cuando afortunadamente ya habían pasado los momentos de mayor tirantez entre Comayagua y Tegucigalpa, este lugar y Comayagüela recibieron algunos daños debido a una avenida extraordinaria del Río Grande, el cual por ese tiempo, hasta un poco después de que le cantara Juan Ramón Molina, merecía en realidad de verdad el nombre de tal.
Entre los daños más notables derivados de la creciente del río figuró la destrucción de dos arcos del puente Mallol, inaugurado al servicio público en fecha relativamente reciente. Los dos arcos destruidos fueron los que tocaban con la orilla del río, aliado de Comayagüela, sitio donde las aguas se llevaron, además, como diez o doce varas de terrenos.
La creciente de ese año de 1822 fue en verdad extraordinaria a grado que los habitantes en aquel tiempo no recordaban haber presenciado una semejante. En 1906 se produciría otra avenida que destruiría el puente en gran parte. Hizo su reconstrucción el gobierno del Doctor y General Miguel R. Dávila.
En cuanto las aguas dieron lugar, en ese año de 1822, las autoridades hicieron practicar un reconocimiento de la importante obra medio destruida y se encontró que la mayor parte del puente había quedado en buen estado.
Inmediatamente se trató de reedificar los dos arcos y de aumentarle otros dos y se estimó el costo de la obra en unos cuatro o cinco mil pesos.
Con lo poco que pudo recogerse como contribución de los vecinos se dio principio a la recolección de materiales para cuando hubiera con que desarrollar los trabajos y el Ayuntamiento se dirigió al Gobernador de Centro América o Guatemala, General Vicente Filísola, manifestándole que los fondos municipales estaban agotados y que se esperaba toda la ayuda del Gobierno Superior para que cooperase en el restablecimiento de una de las obras más útiles de la provincia y en cuya edificación habían luchado empeñosamente los vecindarios de Tegucigalpa y Comayagüela.
Por desgracia el gobierno superior de Guatemala no se encontraba en condiciones de dar auxilios en dinero ya que Filísola se hallaba preocupado planeando su próxima campaña contra San Salvador y desenredando las mil y una especulaciones que le llegaban de México acerca de la futura suerte del Imperio de Agustín Iturbide.
La reparación del importante puente habría de retardarse aun varios años.
Fuente: Efemérides Nacionales (Víctor Cáceres Lara)