Don Rafael Heliodoro Valle, en su libro “Flor de Mesoamérica”, que gentilmente nos prestara en su momento el querido y recordado amigo don Ramón Oquelí (QDDG), nos permite asomarnos a unos antecedentes casi desconocidos de nuestro Himno Nacional cuando nos decía:
Por guardar ese emblema divino
marcharemos, ¡Oh Patria! a la muerte
Generosa será nuestra suerte
si morimos pensando en tu amor.
Al término de esa estrofa regresa al coro, con sus voces de paz, de transparencia límpida, como una invitación a la fraternidad de todos los hondureños que, al escucharlo, se emocionan profundamente.
Era Honduras un mar agitado
donde opuestos los vientos chocaban
Negras nubes sus cielos velaban
anunciando fatal tempestad.
Así decía un canto que al mediar el siglo (ante) pasado escribió José Trinidad Reyes. Un canto que parecía himno nacional porque sus versos tienen la medida y el ritmo de los himnos de los países hispanoamericanos: Argentina, “Oíd mortales el grito sagrado”; México, “Mexicanos al grito de guerra”; Guatemala “feliz que tus aras”; Cuba, “que morir por la patria es vivir”.
En 1893, José Antonio Domínguez escribió su “Himno Marcial” y el coro decía:
“Compatriotas, la suerte de Honduras
hoy se salva o se acaba de hundir
Ya no más despotismo y torturas
es preciso triunfar o morir”.
Aunque Domínguez era, por su timidez, incapaz de matar con una piedra a un pajarillo, volvió a sentirse belicoso y escribió otro himno que empezaba así:
“Compatriotas
de Honduras los fueros sepamos guardar
Si hay tiranos también hay aceros
y es de libres tan solo triunfar”.
Las ocho estrofas del Himno de Honduras, cada una de ocho versos, hablan de sus minas de oro, “en tus cuencas de oro”, en la que “india virgen y hermosa” se reclinaba al llegar Cristóbal Colón durante su último viaje al nuevo mundo en 1502.
Se refiere también al indio Lempira, quien a la llegada del conquistador fue uno de los varios caciques que hicieron resistencia.
Habla de la Revolución Francesa y el advenimiento de la República, que sirvieron de ejemplo a los países latinoamericanos para que se rebelaran contra el poderío de España.
En el Himno de Honduras se hace la presentación de su escudo y una síntesis de su historia política hasta el nacimiento, en el alba del 15 de septiembre de 1821, en que un gran hondureño, el sabio, estadista y escritor don José Cecilio del Valle, redactó el acta de independencia en prosa memorable que tiene el ritmo de un poema que se prolonga en canto triunfal.
El Himno de Honduras es un mensaje de esperanza y alegría, una invitación a la vida, bajo la luz del sol, ante dos mares abiertos a la imaginación de los poetas y al ímpetu de los trabajadores que, con la mente o las manos, deben ganarse con decoro su pan y labrar dignamente la grandeza de su patria para hacerla feliz.
Y con la esperanza por la paz de la que habla nuestro himno, ahora, Usted también lo sabe.