La revista del Instituto Hondureño de Antropología e Historia me sirve hoy de base para continuar con algo que me ha quedado molestando. ¿Qué vamos a hacer con todas las piezas que falta rescatar de Copán, Ciudad Blanca y todos nuestros legados arqueológicos? Esta información apareció en Yaxkin Año 34, Vol. XXV, No. 1, 2009. Aquí se habla de esfuerzos previos y tengo pendiente una visita al IHAH :
Pocos años después de las exploraciones iniciales en Copán del Peabody Museum, con el advenimiento temporal de la paz en el país bajo el mandato de Policarpo Bonilla (1894-1899), del interés gubernamental reformista por la participación del país en los certámenes y exposiciones internacionales con productos naturales y artísticos, y de combatir la salida de los bienes culturales de índole arqueológica (que por entonces ya se daba de forma muy frecuente), en 1898 el Congreso Nacional de Honduras resolvió la creación de un museo nacional mediante el Decreto 198 del 15 de Marzo de ese año. De acuerdo al Decreto, las funciones de este museo serían: a) recoger y clasificar los productos naturales, industriales y artísticos a exponerse a nivel nacional y en el extranjero (Considerando 1); b) evitar la salida, del país, de monumentos y piezas arqueológicas (Considerando 2); y c) brindar la información requerida cuando se solicitare del extranjero (Artículo 4). Finalmente, se delega al Poder Ejecutivo la emisión de un reglamento que garantice la aplicación de este Decreto (Artículo 7), se formula la prohibición de exportar los productos y piezas de interés al museo, «…sin previa contrata con el Ejecutivo…», y hasta se penaliza la infracción a esto mediante una doble multa y el respectivo decomiso (Artículo 6).
Este museo sería financiado a través del Poder Ejecutivo, tanto para la erección de sus inmuebles necesarios, la recolección de piezas y su sostenimiento (Artículo 7), y tendría presencia a nivel de todo el país mediante una oficina central (con el personal necesario), y comisiones departamentales y locales (artículos 3 y 5). Las municipalidades quedaban obligadas a suplir al museo de los productos y piezas de exposición propios de sus respectivas jurisdicciones
En definitiva, se perfilaba en este Decreto la creación de toda una institución oficial destinada a la promoción comercial, industrial y artística del país, así como a la protección de sus bienes arqueológicos. Asimismo, se manifiesta por primera vez una preocupación estatal ante la salida masiva de bienes culturales de índole arqueológico, una noción sobre su utilidad en el «… estudio del origen de la primitiva raza pobladora del país…». Se advierte pues, en el caso que nos concierne, una inicial conciencia a nivel del Estado de Honduras sobre el patrimonio cultural arqueológico en general, sin especificar esta vez a las ruinas de Copán.
Con todo, pese a la voluntad manifiesta en el decreto 198 , el museo nacional no se llegó a concretar sino hasta treinta y cuatro años después (Ochoa Alcántara 1934: 279) debido a razones aún por investigar, pero evidentemente sin el total apoyo gubernamental ni la jurisdicción que se le otorgaban en 1898. Ciertamente, las guerras civiles, la inestabilidad política y las consecuentes dificultades económicas propias del primer cuarto del siglo XX en Honduras, han de haber incidido en ello, pero sería interesante profundizar al respecto.
Por supuesto, todos sabemos que no existe un Museo Nacional. Pero vamos a averiguar por qué…
Y ahora, Usted también lo sabe.