Este día, como ya empieza a ser costumbre, les traemos una nueva cara de algo que, por tradicional y cotidiano, nos hemos acostumbrado a ver como una realidad. Nos referimos a la épica leyenda de cómo y en qué circunstancias murió nuestro afamado héroe nacional, el cacique Lempira. Pues bien, la historia de hoy no se inicia con la llegada de los conquistadores españoles a nuestra tierra, sino, misteriosamente, en el mes de noviembre de 1987.
Qué es esto, dirán ustedes. La respuesta es que en esa fecha, el historiador hondureño don Mario Felipe Martínez Castillo terminó la edición de su libro «Los Ultimos Días de Lempira y otros documentos», cuyo subtítulo es «El Conquistador español que venció a Lempira». Según nuestro propio himno nacional y la leyenda que hemos aceptado como real dice que fueron dos hombres a caballo, uno portando el estandarte blanco de la tregua y otro escondido tras él con un arcabuz quienes, aprovechándose de la buena voluntad del jefe indio, le dieron muerte a traición. Hasta este momento, todo va bien.
Sin embargo, la verdad es otra. Oigamos el relato, en las propias palabras del autor de la muerte que aludimos:» …yo el dicho Rodrigo Ruíz, como celoso del servicio de su Majestad, poniendo en peligro mi persona por evitar tanto mal como se esperaba, procuré entrar en el dicho escuadrón (con esto se refiere al grupo que acompañaba a Lempira) de los enemigos con mi espada y rodela (que era un escudo redondo y pequeño) y fui a la parte y lugar donde estaba animando a su gente el dicho capitán llamado ELEMPIRA, el que traía el vestido y las armas de los españoles que había matado y peleando con él, le maté y le corté la cabeza para llevársela al general».
El general al que se refiere es Montejo, quien se hallaba enSiguatepeque. Este reporte tenía como interés para el Sr. Ruíz el conseguir que le reconocieran, ya en forma de dinero, tierras u otras recompensas, el esfuerzo que personalmente había puesto para poner fin a las andanzas de nuestro ya no tan mítico héroe Lempira. Creemos justo agregar que Lempira, o Elempira como lo llamaban los españoles, no estuvo solo en su esfuerzo por defender su tierra, que no era todavía llamada Honduras. Les ofrecemos hablar más delante de Toreba, de Cicumba y de Benito de Comayagua. Todos deberían ocupar un lugar más importante en nuestra historia, ya que actuaron de modo similar a Lempira. Pero lo importante es que ahora, Usted también lo sabe.
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