El español Ramón Guzmán sorprendió el fuerte y el cuartel del puerto de Omoa y se apodero de las armas que allí habían almacenado, y logró equipar unos quinientos hombres, iniciando así el movimiento reaccionario que se venía preparando, con estimulo directo de la Capitanía General de Cuba y de los elementos conservadores expulsados por el General Morazán.