La Academia Hondureña de la Lengua es un grupo de académicos expertos en el uso de la lengua española en Honduras. La academia fue establecida en la ciudad de Tegucigalpa, M.D.C. el 28 de diciembre de 1948 y pertenece a la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Historia: Heredera de la decimonónica Academia científico-literaria (1888) de la república de Honduras.
La Academia Hondureña de la Lengua, durante la junta preparatoria que celebró en la residencia del Dr. Esteban Guardiola, se constituyó el 28 de diciembre de 1948, siendo los miembros constituyentes el Doctor Esteban Guardiola, Director; Doctor Silverio Laínez, Censor; Licenciado Alejandro Alfaro Arriaga, Secretario; Licenciado Juan B. Valladares R., Bibliotecario; Doctor Rafael Heliodoro Valle, Doctor Julián López Pineda, Doctor Luis Andrés Zúñiga, Doctor Marcos Carías Reyes; General Joaquín Bonilla, Doctor Carlos M. Gálvez, Profesor Carlos Izaguirre, señor don Antonio Ochoa Alcántara y Licenciado Céleo Murillo Soto.
A la apertura de la Academia hondureña, el 28 de diciembre de 1948, asistió el señor Manuel Aznar, abuelo del expresidente del Gobierno español, José María Aznar, quien acudía entonces como representante español a la toma de posesión del nuevo Gobierno hondureño, el 1 de enero de 1949.
Ha sido siempre una academia que destaca por su dinamismo, pese a sus circunstancias:
Así, la biblioteca que conforme a sus objetivos estatutarios había atesorado durante décadas, fue destruida por el huracán Mitch, haciéndose actualmente esfuerzos para rehacer ese inapreciable fondo bibliográfico.
Igualmente, la edición conmemorativa de los 400 años de El Quijote, editada por la Real Academia Española (RAE) junto con las 22 academias de la lengua que existen en el mundo hispano, de la que se editaron cerca de un millón de ejemplares para distribuirse en los países de habla hispana, fue una propuesta de la Academia Hondureña de la Lengua. En palabras de su Director Oscar Acosta, «En su último Congreso la Asociación de Academias de la Lengua Española reunida en Puerto Rico en el año 2002, deliberó sobre la manera más apropiada de celebrar el cuarto centenario de la publicación de El Quijote. Uno de los directores propuso que se convocara a un concurso sobre la vida y obra de Miguel de Cervantes otro colega habló sobre la posibilidad de publicar un libro de ensayos con nuevas aproximaciones al Quijote; un tercero sugirió que se convocara a un concurso para elaborar una cantata o concierto sinfónico sobre el caballero de la triste figura; otro académico pensó en un gigantesco mural como el que Oswaldo Guayasamín tiene en el aeropuerto de Barajas, con la duda si se coloca en Madrid o en La Mancha; y se pudieron oír otras valiosas opiniones atinentes al tema. Fue entonces cuando, dejando entrever mi oficio de editor, propuse imprimir el Quijote, en un formato digno y en una edición popular accesible a todos los bolsillos y a las unidades monetarias devaluadas de algunas de las naciones iberoamericanas, idea que fue aprobada por consenso unanimidad.»
En la vigésima segunda edición del diccionario de la Real Academia Española, 2001, la AHL hizo una valiosa aportación al mundo de habla hispana: 1950 hondureñismos fueron incorporados. Ya en la edición vigésima primera, 1992, se registraban 302. Así, cuenta con unos dos mil 782 incluyendo 400 gentilicios hondureños, lo que convierte a los hispanohablantes hondureños en uno de los mayores aportantes de elementos léxicos nuevos en esa edición del diccionario.
En 1957, con la firma del Tratado de |Intercambio Cultural entre España y Honduras ambos gobiernos se comprometían a que “dispensarán su apoyo (…) especialmente a sus respectivas Academias de la Lengua.” Y desde 1960, con la ratificación en Colombia del Convenio Multilateral sobre Asociación de Academias de la Lengua Española, cuenta con el respaldo del Gobierno de Honduras, ya que “Cada uno de los Gobiernos signatarios se compromete a prestar apoyo moral y económico a su respectiva Academia nacional de la Lengua Española, o sea a proporcionarle una sede y una suma adecuada para su funcionamiento.”
A finales del 2011, ante la situación de amenazas y atentados contra los medios de difusión y «la irracional escalada de violencia que ha segado vidas de periodistas y de hondureños y hondureñas valiosos», hizo un pronunciamiento público «por la libertad de expresión y a favor de la tolerancia», con la convicción para la consecución de su misión de defensa y enriquecimiento del idioma, «es imprescindible la libre circulación y expresión de las ideas».
Desde enero del 2012, y tras la presentación de la Biblioteca Centroamericana de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes por SAR el Príncipe de Asturias en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa integra conjuntamente con la Biblioteca Nacional de Honduras, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán la Comisión Nacional de la Biblioteca Virtual de las Letras Hondureñas: «Un hito que nos llena de orgullo a todos los que habitamos en la Patria Grande de la lengua que nos une».