El 30 de mayo ocurrió una tragedia anunciada. Un avión de la aerolínea Taca se salió de la pista del aeropuerto Toncontín y cayó sobre un bulevar al intentar aterrizar en esa terminal aérea dejando cinco personas muertas y 65 heridos.
El accidente se originó supuestamente por una mala maniobra del piloto. El avión de la aerolínea Taca, un Airbus A320-233 con matrícula irlandesa EI-TAF, tenía 21,957 horas de vuelo y 9,992 aterrizajes. Se accidentó a las 9:30 de la mañana. La nave que llevaba 124 pasajeros a bordo más los tripulantes, cubría la ruta Los Ángeles, San Salvador y Tegucigalpa.
El avión se salió de la pista y al caer sobre la carretera aplastó varios automóviles que transitaban por el sector. Una de las personas que resultaron heridas fue el embajador de Brasil en Tegucigalpa, José Roberto de Almeida Pinto. También salieron heridos costarricenses, mexicanos, guatemaltecos y hondureños. Uno de los fallecidos fue el piloto de la nave, el salvadoreño César D’Antonio.
Otra de las víctimas mortales fue Harry Brautigam, presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica, Bcie, quien falleció por problemas cardíacos. Él regresaba de San Salvador luego de asistir a una cumbre de los países del Sistema de Integración Centroamericana, Sica, donde también estuvo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Debajo de un Toyota Tacoma quedaron los cuerpos de José Rolando Aguilar Núñez y Gustavo Tróchez, jóvenes universitarios que circulaban por la zona cuando se dio el accidente. Un total de 65 personas fueron hospitalizadas, la mayoría por politraumatismos de gravedad. Entre los lesionados de gravedad estaba el embajador de Brasil.
Segundos después de que el avión de Taca se saliera de la pista las personas que circulaban por la zona y las que residen cerca del sitio de la tragedia se fueron para la nave y abrieron las puertas para auxiliar a los pasajeros que estaban heridos. Bomberos del aeropuerto llegaron después para colocar espuma sobre el avión y sus alrededores a fin de evitar que los tanques de combustible estallaran y que la tragedia fuera mayor.
Una extraordinaria labor realizaron los médicos y enfermeras para atender a decenas de heridos que llegaron a los hospitales públicos y privados. Los cuerpos de socorro y ciudadanos rescataron a los pasajeros, cuatro tripulantes de cabina y a cinco tripulantes de reposicionamiento trasladándolos a distintos centros asistenciales, donde murieron el resto de las víctimas de la tragedia aérea.
Tras el suceso el presidente Manuel Zelaya en consejo de ministros determinó cerrar el aeropuerto Toncontín.
Los vuelos de más de 48 pasajeros deberían aterrizar en la base aérea de Palmerola en Comayagua. Pero al final los vuelos de ese tipo estuvieron llegando al aeropuerto Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula. Un mes después la terminal aérea de la capital fue reabierta.
Relato de sobreviviente “Fueron momentos de terror. Perdí todo lo que traía, pero eso no importa. La vida vale más. Gracias a Dios estoy con mi familia que es lo más importante”,dijo Blasinia Salazar, una de las pasajeras.