EL
Desde lejos he venido
rodando como una tusa
solo por venirte a ver
niña ojitos de guatusa.
ELLA
Si desde lejos llegaste
a yo no me digas eso
mejor anda restriégate
esas costras del pescuezo.
EL
Las mujeres de este tiempo
son como el café molido,
apenas tienen quince años
ya quieren tener marido.
ELLA
Los muchachos de este tiempo
son como el café tostado
se la tiran de jailosos
y andan todos acabados.
EL
La mujer que ama a dos hombres
no es tonta sino entendida
si una vela se le apaga
la otra ya está encendida.
ELLA
Un hombre con dos mujeres
de papo se pasa a veces
no cumple con sus deberes
y al final paga con creces.
EL
Ayer me dijiste que hoy
hoy me decís que mañana,
cuando me digas que sí
ya no voy a tener ganas.
ELLA
Yo no te he dicho que sí,
indio curtido y mugroso;
como bien lo ves a ti,
no te quiero por piojoso.
EL
Ayer me dijiste que hoy
hoy me decís que mañana,
cuando me digas que sí
ya no voy a tener ganas.
ELLA
Yo no te he dicho que sí,
indio curtido y mugroso;
como bien lo ves a ti,
no te quiero por piojoso.
EL
Las muchachas de este tiempo
son como los blancos quesos;
pintaditas de la cara
y chorreadas del pescuezo.
ELLA
Los muchachos de este tiempo
solo andan de aparentones
con un arito en la oreja
más parecen maricones.
EL
Las muchachas de Progreso
no les gusta dar ni un beso,
en cambio las de San Pedro
hasta estiran el pescuezo.
ELLA
Los muchachos de la Ceiba
son bonitos y graciosos
en cambio las de este pueblo
son picudos y babosos.
EL
Una pitaya madura
es tu boquita jugosa,
escucha linda criatura
te ando buscando pa esposa.
ELLA
Un huevo güero podrido
es tu apestosa trompota,
escúchame indio jodido
yo no te quiero ni jota.
EL
Las piñas en el piñal
de maduras se pasan,
así te pasará a vos
si tu mama no te casa.
ELLA
Si mi mama no me ha casao
es porque no me ha convenido,
si no me caso con vos
no es de tu cuenta, metido.
EL
Las ramas del tamarindo
se juntan con las del coco,
si tu amor va precisado
el mío va poco a poco.
ELLA
Las ramas del sunzapote
se enredan con las del mango,
si tu amor va despacito
el mío desburrungando.
EL
En lágrimas de mujer
y en el canto de sirena,
nunca debes de creer,
porque no vale la pena.
ELLA
En lágrimas de hombre viudo
nunca debes de creer,
así como este tapudo
que solo viene a joder.
EL
Desde que te conocí
te tengo muy bien presente,
por ese colocho de oro
que te cuelga de la frente.
ELLA
Desde que te conocí
Siempre te he visto risueño
pero es que tal vez no sabes
que el colocho tiene dueño.
EL
Aquí te traigo esta flor
que de mi jardín corté,
como es linda y olorosa
se la entrego para asté.
ELLA
Yo le recibo esta flor
de manos de quien la trae,
no es tan linda la rosa
como el lirio que la trae.
EL
Qué rico es echarse un trago
de vino de marañón,
pero más rico es un beso
de este lindo corazón.
ELLA
Sosegate, Cayetano
no me vengas a ofender,
mejor búscate un marrano
que te sirva de mujer.
EL
Las guayabas de este palo
siempre me salen podridas,
por eso no te regalo
porque sos bien resabida.
ELLA
Si yo no te estoy pidiendo
indio viejo mal hablado,
para esa gracia Don Chendo
me va a dar jolote asado.
EL
Hoy que tengo mucha lana
me siento como un don Juan,
voy a llevar a Cipriana
ante el cura y sacristán
ELLA
¿Cómo decís vos, samarro?
que presumís con tus roles,
no tenés para cigarros
contimás para frijoles.
EL
Viene la luna hermosa
con su lucero en campaña,
que triste se mira un hombre
Cuando una mujer lo engaña.
ELLA
A los ángeles del cielo
voy a mandarles a pedir,
una pluma de sus alas
para poderte escribir.
EL
De un tronco nació una rosa
y del agua un caracol,
de los ojos de esta joven
nacen los rayos del sol.
ELLA
Del cielo cayó una rosa
y del pueblo una pared,
qué dicha fuera la mía
si yo cayera en su red.
EL
La mujer con quien me case
llenará esta condición,
será la flor que se deshace
perfumando el corazón.
ELLA
El hombre que me aprisione
llenará esta condición,
permitirme que lo ahogue
el caudal de mi pasión.
EL
Chorchita piquito de oro
con alas de metal dorado,
dime como está tu amor
si vendido o empeñado.
ELLA
No soy chorchita piquito de oro
ni tengo alas de metal dorado,
mi amor no está vendido
ni tampoco está empeñado.
EL
Ya me voy para la guerra
Con las armas de pelear,
yo te ruego vida mía
no me vayas a olvidar.
ELLA
A los ángeles del cielo
les voy a mandar pedir,
una pluma de sus alas
para poderte escribir.
EL
Si regreso sano y salvo
Dios me deje regresar;
prepárate niña mía
que nos vamos a casar.
ELLA
Si me matan en la guerra
y termina mi ilusión,
yo te pido aquí una lágrima
un suspiro, una oración.
EL
De la peña nace el agua
y del agua el caracol,
de los ojos de mi negra
nacen los rayos del sol.
ELLA
En cuanto te vi venir
le dije a mi corazón,
que bonita piedrecita
para dar un tropezón.
EL
Aquí le traigo esta flor
que agorita la corté;
tiene fragancia y olor
y es fresquita como ve.
ELLA
La recibo caballero
de manos de su mercé;
no es tan graciosa la flor
como es de gracioso usté.
EL
Aquí le traigo esta flor
que agorita la corté;
tiene fragancia y olor
y es fresquita como ve.
ELLA
La recibo caballero
de manos de su mercé;
no es tan graciosa la flor
como es de gracioso usté.
EL
Gorrioncito, gorrioncito
no piques tanto la flor;
que aquí te estoy esperando
con un platillo de amor.
ELLA
Chiquito me hizo el cielo
chiquito como un anillo
¡Que dicha más grande ha sido
encontrarte camino al río!
EL
Soy muy hombre de trabajo
y busco una buena mujer
no con cualquier sarandajo
me voy a comprometer.
ELLA
No suspires, no suspires
déjate de suspirar
porque dices suspirando
lo que debieras callar.
EL
Como tengo una fortuna
que la hice honradamente;
busco una mujer de cuna
muy honrada y bien decente.
ELLA
Ya calláte Cayetano
y no hables que tenés pisto
si venís a pedir mi mano
mejor prefiero a Evaristo.
EL
Ando buscando una hembra
pa que me aliñe la polla;
que me ayude con la siembra
y esa hembra tú eres, Goya.
ELLA
Ja, ja, ja, gustoncito, quien lo mira
nada menos, Mardoquello;
por ese cuento que tira
yo no lo quiero por fello.
EL
En la punta de un izote
suspiraba una icotea
y en el suspiro decía:
no te aflijas, Dorotea.
ELLA
En la punta de un guayabo
suspiraba un perico
y en el suspiro decía
ya no subas, Federico.