El sitio arqueológico más viejo en Honduras es la Cueva de Gigante en el Departamento de La Paz. Fue descubierto por George Hasemann. La cueva tiene larga secuencia de ocupación, desde 11,500 A. C. y tiene buena preservación.
Los arqueólogos han encontrado mazorcas de maíz domesticado en contextos pre-cerámico.
Aunque hay indicios por presencia de polen de maíz en columnas de los sedimentos en el Lago de Yojoa cerca de 2400 A.C. que debe indicar que la gente ya vivía en pueblos, los primeros pueblos que tenemos en Honduras con cerámica empiecen alrededor de 1600 A.C., en el valle de Copan (en Sepulturas), y cerca de San Pedro Sula en el sitio de Puerto Escondido, en Los Naranjos en el Lago de Yojoa, y probablemente en Yarumela también. Un poco más tarde, la gente del Cueva de Talgua, que se habitó alrededor de 1000 A.C.
Los primeros habitantes de lo que hoy es Honduras, y probablemente de Centroamérica, vivieron hacia 9480 años antes de Cristo en «la gruta de El Gigante», 180 km al oeste de Tegucigalpa, informaron arqueólogos este lunes a la AFP.
«Se ha hecho un trabajo con los arqueólogos estadounidenses George Hasemann y Timothy Scheffler y básicamente éste ha llegado a la conclusión que esos son los primeros habitantes que llegaron al territorio hondureño y probablemente a Centroamérica», afirmó el arqueólogo Alejandro Figueroa, del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH).
El funcionario hondureño añadió que Scheffler, miembro del Departamento de Arqueología de la Universidad Estatal de Pensilvania, «llegó en las conclusiones preliminares en su tesis doctoral que la cueva «El Gigante» fue habitada en el año 9480″.
La caverna fue explorada por Hasemann en 1994 y había estimado que probablemente había sido habitada hacia 14000 y 19000 años antes de Cristo, pero Scheffler –quien actualmente está en Hawai– profundizó en las investigaciones hasta ubicar el asentamiento en el 9480.
«El refugio rocoso «El Gigante» se encuentra en el sudeste de Honduras, cerca del pueblo de Marcala (…). Se formó en un acantilado de roca volcánica como consecuencia del agua que fue deslavando la roca sólida», anota la tesis de Scheffler.
Los investigadores encontraron en la gruta restos milenarios de fibras de textiles, cuerdas y cestería, una concha de caracol, implementos de hueso, trozos de artefactos de piedra trabajada, puntas de proyectiles usados para la cacería, y de alimentos, como mazorcas de maíz, frutas y vegetales, así como pintura rupestre.
«Aunque tal vez los cultivos de granos y hortalizas no se hayan adoptado en forma temprana, parece estar claro que algunos árboles útiles (ciruelos, aguacates y zapotes, por lo menos) y tal vez algunas plantas suculentas (como el maguey), sí lo fueron, aunque la mayoría de ellas nunca fue domesticada», según el estudio de Scheffler.
El investigador en su tesis establece también que «la fauna que existía en el lugar, además de la ciruela y el maguey, los árboles frutales y el aguacate, fueron el sustento de la población durante miles de años».
Según Scheffler, las paredes de «El Gigante» están cubiertas por numerosas pictografías y durante el reconocimiento se hallaron varios otros sitios de arte rupestre.
El paredes de «El Gigante» y otros sitios de la zona se observan dos tipos de imágenes: unas manos y una forma que se asemeja a un ganso o un cisne. La mano es un ícono común que se encuentra distribuido en Sur, Centro y Norteamérica y también es un tema común en Australia y Europa.
Sin embargo, los cisnes presentan una manifestación simbólica local interesante. La iconografía, de hecho puede estar relacionada con su modelo de asentamiento de subsistencia. En forma muy parecida a las pinturas del Paleolítico en Francia, en lugares como Lascaux, Chauvet y Altamira (España), estos cazadores dibujaron las presas que les resultaban familiares y las que veneraban.
«Se sabe que hay aves migratorias que pasan volando sobre Honduras; una de las ventajas de ocupar esta región puede haber sido la presencia, en ciertas épocas del año, de una importante cantidad de aves acuáticas», establece el experto.
Figueroa informó que el IHAH pedirá al Fondo de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) que declare el sitio como patrimonio cultural de la humanidad y sostuvo que junto con la alcaldía tienen planes de desarrollar un proyecto turístico en la zona.
Definimos un sitio arqueológico, como un área determinada en donde se encuentran restos materiales de una cultura propia de un grupo humano que habitó en un tiempo definido.
- Los Naranjos
Tienen una clara influencia maya. Formado por pobladores que abandonaron el centro ceremonial de Copán alrededor del año 900 d. C.
Su influencia se manifiesta en los sitios de El Jaral y el Edén. Su principal característica es la cerámica polícroma de Ulúa.
III. La Región Arqueológica de El Cajón
Ubicada en la región del Valle Humuya-Comayagua, el sitio de El Cajón ha sido desde tiempos inmemoriales un importante corredor de comunicación entre las tierras altas del sur y la planicie costera del valle de Sula. En el período prehispánico fue un sitio densamente poblado. Con una arquitectura compleja y una sociedad estratificada, pues el acceso a los recursos y uso de espacios está bien definida. Muchos sitios de la región tienen arquitectura residencial de elite. La ubicación de edificios para actividades religiosas y ceremoniales demuestra la enorme actividad cultural.
Las estructuras en los sitios más importantes de la región de El Cajón.
- La Región Arqueológica del Valle de Sula
Se define el área arqueológica del Valle de Sula como una zona de amplia influencia e intercambio cultural maya y culturas del centro y sur de México, particularmente Olmeca y de la zona de Yucatán. Fue una zona ampliamente poblada y con un mosaico cultural por sus raíces étnicas de varios grupos poblaciones como Chortíes, Jicaques, Lencas y contactos con Pipiles, Chontales y mayas. Fue un centro de innovaciones en cerámica y modelos arquitectónicos residenciales. Entre los sitios importantes tenemos:
1. Playa de los Muertos.
Su ocupación data entre en el período 650-250 a.C. Se encuentran la Fase Zanjos (650-450 a.C.), la Fase Sula ( 450-300 a.C.) y la Fase Toyos ( 300-250 a.C.) para determinar el proceso formativo. Se caracteriza por su influencia Olmeca. Sus trabajos en jade, figurillas de cerámica y motivos incisos en vasijas procedentes confirman tal influencia. Su cerámica es muy apreciada por su belleza y su antigüedad. Localizado en la orilla oriental del rio Ulúa en el departamento de Yoro.
2. La Travesía.
Es el centro ceremonial y religioso más importante, poseía edificios cívicos grandes formando plazas y en la periferia existían centenares de estructuras residenciales.
3. El Cerro Palenque.
Es el segundo en importancia en el Valle de Sula, tiene un área de 2 kilometros cuadrados. Tiene tres plazas mayores, con arquitectura de cantera, incluyendo un sistema de drenaje.
Existen sitios de menor importancia por ser asentamientos periféricos, tales como Arenas Blancas, Guacamaya, El Bálsamo, Calabazas y Villanueva.
- La Región de Comayagüa
Ubicado en el cerro del mismo nombre, con área de meseta de aproximadamente un kilómetro cuadrado. Se caracteriza por su construcción tipo fortaleza. Tenían un juego de pelota. Sus edificaciones sobre terrazas por lo irregular del terreno lo muestran como un sitio arqueológico muy particular. La presencia de polícromos de Ulúa son testimonio de la enorme actividad comercial con áreas del Valle de Sula. Probablemente fue un centro ceremonial de importancia en el Valle de Comayagua.
2. Monte Negro Abajo:
Es un sitio próximo a Tenampúa. Sus construcciones son pequeñas, con cimientos de piedra para sus casas de habitación. Es posiblemente un lugar periférico de Tenampúa.
3. Yarumela:
Datos preliminares establecen que se trata de una construcción mucho más antigua que las existentes en el departamento de Copán. Tiene una estructura de ciudad fortaleza. Ubicada a unos 15 kilómetros del desvío a la ciudad de La Paz, en la localidad de El Chircal, se localizan los vestigios de una acrópolis maya que indica la existencia de una fortaleza de la cultura precolombina.
El Chircal es una aldea próxima a Yarumela, en donde se encuentran los restos de varios monumentos, sobresaliendo el de una acrópolis que consiste en una plaza rodeada de un conjunto de seis pirámides o montículos, cuya original estructura se ha perdido con el paso del tiempo. Aparentemente, en el sitio se construyó una fortaleza maya que pudo haber sido destruida con la llegada de los españoles. Se encuentra ubicada en un punto equidistante de la ciudad de La Paz y muy cercana al centro del municipio de Yarumela, estableciendo una especie de zona de defensa y de vigilancia, construyendo una fortaleza cuyos vestigios hoy asombran la curiosidad de los investigadores.
El proyecto de investigación de la zona arqueológica de Yarumela se realiza desde hace 10 años, pero es hasta ahora que las autoridades han divulgado con propiedad de que los restos hallados son parte de la cultura prehispánica, con que se advierte que las tribus mayas estuvieron en una época de la historia en la zona del departamento de La Paz.
Los científicos constantemente hacen exploraciones con la colaboración de los pobladores de la región y producto de ello es el reciente descubrimiento de una colección de petroglifos en la montaña de Comayagua, que refuerzan las investigaciones sobre Yarumela. Vale hacer mención que en el curso de los últimos dos años se han realizado descubrimientos de sitios con petroglifos en la zona central de Honduras, en los que se encontraron representaciones de serpientes trabajadas en un estilo que denota influencias procedentes de México.
El sitio arqueológico de gran interés es el llamado Cueva Pintada, que se localiza en la margen norte del río Togola, en cuyas paredes artistas del pasado dejaron plasmada su percepción del mundo que los rodeaba.
Algunos hablan de una pintura rupestre, que consiste en dejar grabados en piedras o farallones de los ríos una multiplicidad de figuras en brillantes colores y fantásticas formas. La Cueva Pintada se localiza a unos 1,650 metros sobre el nivel del mar, cerca del poblado de Santa Elena, partiendo de Marcala, departamento de La Paz.
La zona de Comayagua ha demostrado ser una verdadera vertiente arqueológica, debido a los hallazgos encontrados en sitios como El Rosario, Palo Pintado, Comayagua, Las Vegas, Yarumela, Tenampua, Lejamaní, Siguatepeque y San Antonio, entre otros.
Los arqueólogos, además, realizan investigaciones en El Cajón, donde recientemente han encontrado cerca de 2,000 piezas de jade y gran cantidad de piezas arqueológicas que se encuentran en custodia del Instituto Hondureño de Antropología e Historia.
- Talgua
Cuevas de Talgua es el nombre que recibe una cueva situada en el valle de Olancho, en el municipio de Catacamas, al noreste del país centroamericano de Honduras. Es a veces conocida como «La Cueva de las Calaveras brillantes» debido a la forma en que la luz se refleja de los depósitos de calcita que se encuentran en los restos óseos depositados allí. El sitio ha ganado el interés de los arqueólogos que estudian los entierros en cuevas de Centroamérica y de Mesoamérica como uno de los principios más amplios de los Preclásicos medio (1000-900 antes de cristo). Ofrece muchas pistas valiosas sobre cómo los habitantes de la Cueva de Talgua pudieron haber formado un importante vínculo entre la Mesoamérica precolombina y las partes más al sur y el este de América Central, e inclusive extenderse a las sociedades en el norte de América del sur y los andes.
VII. La Cueva del Gigante y La Estanzuela
Solo 145 kilómetros separan a Tegucigalpa de uno de los tantos paraísos escondidos que posee Honduras. A esa distancia se encuentra Marcala. Nada se puede usar como excusa para no adentrarse en los misterios que aguarda esta región del país.
Es una zona turística poco explotada y poco promocionada. Las caídas de agua natural y las cuevas que hace miles de años albergaron a aborígenes de esta región nos hacen reflexionar que no hay perdón para ese descuido. Es imperdonable no exhibir este monumento a la naturaleza.
Marcala alberga al menos tres sitios donde la madre naturaleza ha sido generosa. Aquí se ha inspirado el mismo creador del universo.
En la Estanzuela, a siete kilómetros del centro de Marcala, es donde se encuentra la mayor atracción. Aquí el aire incluso falta, no por la caminata que se debe hacer para llegar, sino por el paisaje que da la bienvenida. La primera estación obligada en la ruta es una caída natural de agua de unos 20 metros de altura. El invierno ha hecho que el agua se torne turbia, pero en verano su color se vuelve verde esmeralda, asegura el guía. No es para dudarlo, es de las pocas afluencias de agua que libres de contaminación en el país. La aventura continúa en territorios altiplanos para llegar a una de las cuevas más impresionantes, quizá única en el país, la Cueva del Gigante. Está a unos 500 metros de la cascada.
La brisa del día anterior y los nacimientos de agua de la zona son cómplices para generar cierta dificultad para llegar a esa cueva. Caminar por los senderos en este sitio de aventura, de contacto con la naturaleza, solo evoca imágenes hollywoodenses donde el protagonista aspira a encontrar el tesoro perdido en medio de la jungla. Chapalear agua en la verde grama o en el barro es hacer un viaje al pasado, es recordar las potras de niños, es recordar el escape para bañar bajo la lluvia, es recordar, quizá, la época más feliz de la vida. El lodo en los jeans y en los tennis no importa, mucho menos el sudor en la frente ni la falta de oxígeno que la caminata provoca. La brisa de la cascada se siente. Esa es la naturaleza, ese es el atractivo que Honduras ofrece a los turistas.
Proyecto turístico
En esta riqueza natural han puesto su fe unos 80 mil habitantes de siete municipios de La Paz, donde se desarrolla un proyecto turístico, en conjunto con El Salvador, para impulsar ese rubro. El programa se llama Ruta de Paz Lenca. Los municipios hondureños involucrados en este proyecto que impulsa el programa binacional de la Unión Europea son: Marcala, Yarula, Santa Ana, Santa elena, Nahuaterique, Opatoro y Cabañas. Todos tienen su atractivo y peculiaridad. La ventaja de esta ruta es que los municipios están a pocos minutos de distancia.
Incluso los municipios del lado de El Salvador, incluidos en este programa, están relativamente cerca, a menos de dos horas en vehículo. Estos lugares al otro lado de la frontera son: Perquín, Arambala, Jocoaitique, San Fernando, El Rosario, Torola y Meqanguera.
Para la gente de estas 14 comunidades, marcadas por el abandono (en el lado de Honduras) y por la guerra civil (en El salvador), las fronteras son lo de menos. Pesa más el interés común, la hermandad e incluso los lazos sanguíneos históricos que ellos particularmente han compartido.
Estos pueblos no solo comparten raíces lencas y de una u otra forma la historia, sino también una belleza y riqueza natural poco explotada o promocionada.
Esto es lo que pretende cambiar la Ruta de Paz Lenca. No es para menos. Es casi un pecado no exponer estas bellezas, unas 20 entre catrachas y salvadoreñas, al mundo.
¿Por qué es un paraíso?
El proyecto incluye esfuerzos por lograr que la comunidad se involucre en la prestación de servicios. Es así que en la cascada de la Estanzuela y en la Cueva del Gigante hay cabañas de alquiler a escasos metros. Los precios de renta son accesibles y dependen de la cantidad de huéspedes.
El platillo del día es la sopa de gallina india y vale 50 lempiras.
Si quiere pasar una noche al estilo camping, los pobladores le proporcionan leña para fogata y otras herramientas necesarias a bajo costo. Definitivamente, este es el paraíso escondido de Marcala.
Fuente: http://www.historiadehonduras.hn