Una de las tristezas con que nos topamos quienes gustamos de la historia es la falta de imágenes. Acostumbrados como estamos en esta época al vídeo (no video), a la fotografía digital instantánea, nos olvidamos de que hace menos de cien años estos avances ni siquiera se pensaban y los que habían, se consideraban poco menos que milagrosos. Del libro “Oro de Honduras”, de don Ramón Rosa, he aquí una semblanza:
“José Cecilio del Valle era de regular estatura, ni alto ni bajo; era de esos hombres que no impresionan ni por lo exiguo ni por lo grande; sus formas constituían un conjunto armónico; su color era trigueño; su cabeza era pequeña, pero esférica; su frente era ancha, espaciosa, pero un tanto limitada por el pelo echado hacia adelante; tenía ojos pequeños y vivísimos, y de un negro profundo en que reverberaba mucho de la luz meridional de las ardientes playas de Choluteca; su nariz era regular y sus mejillas, ligeramente cóncavas y empalidecidas, hacían resaltar sus pómulos , dándole un interesante aspecto reflexivo; su boca era graciosa, con sus labios un tanto contraídos, contracción que se notaba más por la ausencia del bigote; el resto de su cuerpo era proporcionado y delgado, aunque no flexible pues había en los movimientos y en la apostura de Valle algo de tiesura y mucho de severidad. Vestía con cierta sencilla elegancia. Usaba blanquísima camisa de alto cuello que casi le ocultaba las partes laterales de la barba; llevaba enorme corbata, de finísima seda blanca, muy anudada, levita de paño negro, abotonada de arriba abajo que ocultaba en su totalidad el chaleco, y pantalones del mismo color, perfectamente tallados.
En lo moral, Valle era hombre entero, inflexible en la línea de su deber, de costumbres regulares, austeras, severísimas, y no obstante poseía un alma muy afectuosa, muy apasionada. Tenía la conciencia clara de su propio valer y era hasta orgulloso; tenía talvez el único orgullo excusable; y sin embargo era dulce, afabilísimo en el seno de la amistad y de la familia y muy caritativo para con los desvalidos”.
Y ahora, usted también lo sabe.