Seguimos hoy explorando las historias de nuestra tierra con el abundante material que nos dejó el autor de nuestro primer mapa, don Jesús Aguilar Paz, en sus Tradiciones y Leyendas de Honduras. Como hemos ido viendo, la riqueza natural de nuestras tierras eran material preferido en las historias de nuestros antepasados, y ésta no es la excepción:
Con este nombre se conoce la catarata hermosísima e imponente, que en el río Palaja, existe a 3 km del pueblo de El Níspero, del departamento de Santa Bárbara, hacia el suroeste de la población.
Su altura es de las mayores de Honduras, más de 20 metros más o menos, lo mismo que por el volumen de sus aguas.
Pues bien, en la poza donde esta cabellera de agua cristalina cae ya en parte atomizada, por la considerable altura de donde se desprende, cuenta la leyenda que era el palacio encantado de una bellísima sirena, igualmente encantadora y que fue visto por varias personas de la Fuente Ovejuna, es decir, sin puntualizar nombres. Otras veces se miraba nadar sobre las olas un huacal o barquito que contenía unas arenillas de oro, según se miraba el brillo.
A pocas varas de esta gran catarata, oro blanco del porvenir, por su fuerza motriz que contiene, se esconde la boca de una cueva, que no es sino el cauce antiguo del mismo río o algún afluente desaparecido.
Entrando por esta cueva se descubre una piedra que muestra un rótulo, como para amedrentar al turista, que dice: “pasarás y no volverás”, escrito indudablemente por algún chusco, pero para los supersticiosos, el autor de este aviso es el propietario de la concavidad, o sea el Malo en persona. Pero otro excursionista curioso, para “matarle el gallo al diablo”, colocó al lado otro rótulo, que dice: “pasaremos y volveremos”, lo cual puede considerarse en pequeño, como un símbolo del espíritu triunfal y optimista de la vida: de los hombres que van en la caverna del existencia, con el ánimo decidido a conquistar el ideal…
Y ahora usted también lo sabe.