Home / La Otra Honduras III Parte / LAS PIÑATAS Y LOS FRESCOS DE CHIBOLA

LAS PIÑATAS Y LOS FRESCOS DE CHIBOLA

Don Jorge Fidel Durón se hace presente de nuevo con su “Cosas de tiempos pasados” para llevarnos a recordar cosas que, en su simpleza, se volvieron imborrables. Aunque las piñatas no necesitan mayor descripción (salvo que entonces llevaban adentro una olla de barro y podían resultar peligrosas), los refrescos de chibola sí la ameritan. En lugar de una tapadera o corcholata, estos refrescos gaseosos eran embotellados en un recipiente que se engordaba cerca de la abertura, y contenía una canica. Mientras no se empujaba -con el dedo u otro objeto- esta canica, el propio gas mantenía herméticamente cerrada la botella hasta su consumo. Dicho esto, los dejamos con don Jorge:


Se ha perdido la costumbre, o al menos yo ya no me percato, de las piñatas. Así como los ‘peregrinos’ que todavía hacen sus visitas después de la Pascua de Navidad, con sus pequeñas alforjas llenas de ricuras y alguno que otro ‘tostón’; las ‘piñatas’ eran reuniones esplendorosas en las que se hacia derroche de frescos de ‘chibola’, la secular pelota de maicillo y el infaltable ‘cartucho’. Habra quien, de mis contemporáneos, que se haya olvidado de los cartuchos de ricas golosinas que nos daban, después del desfile de las Fiestas Patrias, en el cabildo municipal?

Este mismo cartucho, sólo que con orlas de negro, se obsequiaba en los fines de novenario. Y ahí los panes de rosa, los zapotillos, las rapaduritas, las botellitas de miel, los confites de aniz, y tantas otras maravillas azucaradas que nos dejaban repletos y, algunas veces. ‘empachados’. No era infrecuente que después se apelara a las manos taumatúrgicas de Tule Maradiaga para sobar el vientre y restablecer la buena digestión.

La Pascua de Navidad con los nacimientos y las alegre paseadas, y la Semana Santa, con la visita a los templos y la asistencia a las procesiones de rigor eran nuestros espectáculos clásicos, excepto cuando la llegada del circo venia a romper la monotonía. Que fue de la Mojiganga, de La Giganta y los otros tipos estrafalarios y máscaras con que nos alegraba el gremio de mostrencos en La Fiesta de La Merced? Ya no volvió a bailar mas el enano en las frías noches de diciembre y las serenatas al pie de los balcones ya están pasando de moda.
Y ahora, usted también lo sabe.

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