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NUESTRO PRESIDENTE SALVADOREÑO

Centroamérica siempre estuvo destinada a ser una sola. Si ese sueño unionista no se ha realizado, no ha sido por falta de empeño o valor de algunos de sus mejores hombres. Hubo un tiempo también en que los hondureños nos destacábamos más por cosas positivas que negativas, al extremo que nuestros compatriotas -además de Morazán- llegaron a ser presidentes en otros países hermanos. Pero el caso opuesto, tener un presidente nacido en otro país (sin pretender meterme a discusiones más recientes), tiene la siguiente historia, que tomamos de la Revista del Archivo Nacional:
José Santos del Valle. Nació en 1793. La Asamblea Extraordinaria, reunida en Tegucigalpa, tomando en consideración que el Jefe Supremo del Estado, ciudadano Francisco Morazán, estaba nombrado Presidente de la República, y como tal había sido llamado de Guatemala, a donde se dirigía, mandó, por decreto de 28 de julio de 1830, proceder a la elección de Jefe, y por otro decreto de la misma fecha mandó reconocer por Jefe del Estado al Consejero don José Santos del Valle.
Este entró inmediatamente al ejercicio de sus funciones, y duró en ellas hasta el 12 de marzo de 1831.
Sus principales actos fueron: hacer practicar libremente las elecciones de Jefe, que recayeron primero en D. Joaquín Rivera, y por renuncia de éste, en D. José Antonio Márquez; y mandar cumplir el decreto de 2 de septiembre de 1830, que derogó la ley de 1824, que hacía a Comayagua y Tegucigalpa capital, alternativamente, lo que recordaba las antiguas disensiones entre las dos ciudades (Nota del compilador: Esto nos permite ver que la pugna por ser capital precedía con mucho la llegada de M.A. Soto al poder y que en algún momento, se turnaban como capital).
El señor del Valle había casado en segundas nupcias con doña Lucía Lastiri, hermana de la esposa del General Morazán. Por esta circunstancia de familia fue considerado en 1837 enemigo del partido de las reformas.
Después de la derrota del Espíritu Santo fue perseguido por Ferrera, quien lo hizo reducir a prisión en unión de otros. Trasladado de Tegucigalpa a Comayagua, fue en seguida confinado a Orica.
La derrota de Cuesta Grande le dio ocasión de emigrar a El Salvador con su familia: llegó a Moncagua, y pasó de allí a Chalatenango (El Salvador), su pueblo natal, donde murió en 1840.
Ese último dato sobre su pueblo natal elimina también un parentesco cercano con don José Cecilio Díaz del Valle, además del apellido “Díaz”.
Y ahora, usted también lo sabe.

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