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EL GUANCASCO Y EL PAISANAZGO

Como lo ofrecí ayer, hoy empiezo a compartirles algo más acerca de nuestras más remotas tradiciones ancestrales, y que encontré en el libro de Anne Chapman “Los hijos del Copal y la Candela”:
El guancasco se refiere a las ceremonias de visitas recíprocas de las imágenes patronales de dos pueblos vecinos. La palabra guancasco es sin duda de la lengua lenca, pero su significado original no nos es conocido. Citamos a Stone:
El lenca mismo no puede dar una explicación satisfactoria de esta palabra que tiene sus raíces en el lejano pasado. Solo sabe que “guan” da la idea de “jefe, grande o importante”.
A dos pueblos unidos por el guancasco se les decía guancos. Esta costumbre era muy característica del área lenca de Honduras, practicada en otras regiones del país y también en El Salvador (posiblemente en el área de los antiguos lencas, los nombrados “potones”), como consta en este interesante documento, publicado por Carrasco, que data de 1788 y fue firmado por Josef Ortiz en San Salvador.
Citamos ahora un interesante artículo de Ardón Mejía, sobre una variante del guancasco, llamado paisanazgo entre los pueblos de Ojojona y Lepaterique, del departamento de Francisco Morazán en la antigua área lenca.
Es de hacer notar que el paisanazgo, como refería anteriormente, es una manifestación variante del guancasco de los convites referidos por Ortiz de la Peña en 1788 (como citado arriba) para la provincia de El Salvador. Es decir, que el área geográfica de la manifestación no solo sería en Honduras sino también en El Salvador.
Es pertinente igualmente señalar una excelente tesis de la UNAH sobre el tema del guancasco, presentada en 1982 por cuatro estudiantes de la especialidad de lingüística.
Reproducimos aquí algunas de sus conclusiones sobre el problema de la distribución y el origen de esta costumbre.
Generalmente, los guancascos se celebraban y se celebran en pueblos lencas; también existen encuentros de santos en zonas como Culmí, Catacamas (depto. de Olancho) y San Pedro Sula. En estos casos resultaría muy aventurado afirmar el origen de tal costumbre, dado que no se sabe si esta práctica fue llevada por los dirigentes de la iglesia o por el contrario, el encuentro de imágenes se extendió a tales lugares por la emigración de la población lenca hacia otros sectores del país.
Como veremos más adelante, las raíces de esta antiquísima costumbre sobrepasan la llegada de los conquistadores españoles. Pero eso será otro día, porque ahora, usted también lo sabe.

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