También la Universidad Nacional Autónoma tiene un sitio rico en historia de nuestro país, https://histounahblog.wordpress.com/…/maria-josefa-lastiri…/, de donde tomo la historia que compartimos este día:
En 1824, Morazán Quesada se convierte en el Secretario General del Despacho y brazo derecho del Jefe de Estado Don Dionisio de Herrera. José Francisco era calificado como un joven guapo, atractivo, varonil, recibía los halagos de las mejores familias de Comayagua, quienes lo consideraban el mejor prospecto matrimonial para sus hijas. Pero la amistad con Josefa se había vuelto apasionada. Mejía Nieto la describe así:
“… Morazán había adquirido casi tanta popularidad en la buena sociedad de Comayagua como en la de Tegucigalpa; esto le favorecía, pues en Comayagua cimentaba más arraigadamente la tradición de las severas costumbres sociales de la colonia española. En Tegucigalpa la explotación de las minas había hecho posible el surgimiento de nuevos ricos, sin apellido ni nombre. Por otro lado creyeron los aristócratas de Comayagua sin excluir al clero que atrayéndose a Morazán, lograrían influir y salvaguardar sus intereses y privilegios de la amenaza liberal del Gobierno. Cuando se supo que de la ilusión platónica entre Morazán y la viuda de Travieso se adelantaba en visitas y hasta ausencias de Morazán al deporte favorito que era aventurarse errando caballo por las tardes, la sociedad armó cuchicheos. Es verdad que se censuró la imprudencia de la viudita y los avances del funcionario, que además del poder político y social tendría el solio que le fraguaba el dinero de su bella esposa. No era un amor platónico, sino que era una corriente de erótica atracción como luego se descubrió y hasta con suma sorpresa y no cierta envidia, porque jovencitas de Comayagua que no eran viudas ni tenían niños, pensaron en atraer a Morazán a sus redes. Esto sin embargo no ocurrió. El casamiento de Josefita Lastiri (como se la llamaba) con Morazán se juzgó como un hecho cierto e inevitable. El propio presidente D. Dionisio de Herrera fue el padrino de bodas.”[4]
El modo en que se desarrolló el vínculo amoroso entre Francisco y Josefita dejan constancia de sus ideas liberales, éstas les permitieron asumir su situación con bastante libertad y naturalidad. Sin embargo, tras la presión social propia de una sociedad conservadora como la Comayagua, celebraron su matrimonio en esa ciudad el 30 de diciembre de 1825, cuando ambos tenían treinta tres años. Fueron testigos de su boda el Coronel Don Remigio Díaz, esposo de Doña Petrona Lastiri, y Don Coronado Chávez, años después Presidente de Honduras.
Y ahora, Usted también lo sabe.