Don Luis Mariñas Otero también nos ha dejado páginas interesantísimas sobre nuestra Honduras y hoy les traigo una de ellas, tomada de su libro “Honduras”:
Se explotaron durante la época española alrededor de 400 minas, casi todas en forma esporádica, pues muchas minas han sido abandonadas al presentarse el obstáculo más insignificante, especialmente cuando nuestras riquezas han sido inundadas por el agua, pues ésta se extrae en botas de cuero llevadas en las espaldas de los obreros y de una manera lenta, porque las aberturas son tan estrechas que apenas permiten trabajar más de un hombre. En ocasiones, la prosperidad alcanza en cambio caracteres míticos. Según relatos de la época, los vecinos de Olancho El Viejo herraban a sus caballos con herraduras de oro y cuenta Vallejo que “nadie que tuviese entonces dinero se servía de platos y vasos que no fuesen de plata”.
En 1578 se descubrieron en la actual Tegucigalpa las primeras minas de plata de importancia y junto a ellas surge la ciudad cuyo nombre, de raíz indígena, quiere decir, precisamente, “Cerro de Plata”. Y al año siguiente, el presidente Valverde, de la Audiencia de Guatemala, la eleva al rango de Alcaldía Mayor.
En la zona montañosa del occidente de Honduras se descubren nuevas vetas, fundándose en el valle de Sensenti otra Alcaldía Mayor, cuyo titular designaba el presidente de la Audiencia, con cabeza en el pueblo de San Andrés de Nueva Zaragoza, que durante un siglo fue floreciente villa que explotaba la plata y el oro en que era rica.
Esta Alcaldía Mayor fue suprimida en 1703 al cesar las explotaciones, y hoy no quedan ni los restos de aquella villa.
Y ahora, Usted también lo sabe.