Estos datos son parte de los muchos vínculos que nos han ligado históricamente con Cuba. Como veremos hoy, van más allá de lo poco que podamos haber escuchado en la escuela. Del libro de don Oscar Acosta (QDDG), “Alabanza de Honduras”, leemos:
En Honduras se debe tener fe. Honduras es un pueblo generoso y simpático en que se debe tener fe. Sus pastores hablan como académicos, sus mujeres son afectuosas y puras, en sus espíritus hay sustancia volcánica. Ha habido en Honduras revoluciones nacidas de conflictos nacidos entre los enamorados de un estado político superior al que, naturalmente, produce el estado social y los apetitos feudales que de manera natural se encienden en países que, a pesar de la capital universitaria enclavada en ellos, son todavía patriarcales y rudimentarios.
Pero los ojos de los hombres, una vez abiertos, no se cierran. Los mismos padecimientos por el logro de la libertad encariñan más con ella, y el reposo mismo que da el mando tiránico permite que a su sombra se acendren y fortalezcan los espíritus. Ni ha sufrido Honduras mucho de tiranos por tener sus hijos por la naturaleza con una natural sensatez que ha de acelerar su bienestar definitivo, cierto indómito brillo que no les deja acomodarse a un freno demasiado duro.
Las palabras que transcribo tienen ya más de un siglo, pero su verdad sigue siendo actual.
Y ahora, Usted también lo sabe.