Pocas veces he disfrutado tanto una lectura como la del libro de don Luis Amílcar Raudales, “Baturrillo Histórico”. En sus páginas he podido tener a la mano las más variadas anécdotas y recuerdos de nuestro pasado ya no tan reciente, y procuraré seguirles llevando muestras como la que nos ocupa este día:
Parece que recién inaugurado el gobierno del general Sierra se dio un banquete en su honor al cual asistió, como invitado de honor, el poetaMolina.
Pues bien, después del ofrecimiento, la champaña y demás, tomó la palabra Molina. Hizo reminiscencia del valor, honradez y otras cualidades que enaltecían al mandatario y, entre otras cosas, dijo que “si su estimado amigo el general Sierra, quien era todo honradez y energía, abría carreteras, protegía la instrucción pública y encaminaba la nave del progreso en todo sentido, podía hacer buen gobierno. Y repetía los conceptos que había vertido al principio en lo que se refería al mandatario y sobre todo su honradez acrisolada, etc.
Parece que la concurrencia no se había acabado de retirar cuando el general Sierra, tomando del cuello al poeta Molina, le propinó una “caricia” diciéndole: “Vea, tal por cual, a mí no se me dan consejos”.
El poeta no podía defenderse en ninguna forma y se limitó a escribir artículos en donde, indirectamente, ofendía al mandatario y, un día de tantos reprodujo el artículo de Benjamín Franklin que se titula “El hombre que quería amolar su hacha”, lo que dio lugar a que el general Sierra mandara a capturar a Molina y se lo mandara provisionalmente al señor comandante de armas que lo era entonces el general don Guadalupe Reyes quien, cumpliendo órdenes, le mandó a propinar previamente cien palos con las famosas varas de membrillo que no faltaban en los cuarteles y después lo mandaron a trabajar como mozo sin sueldo a la carretera del sur.
Como vemos, parece que nuestros gobernantes de todos los tiempos no han sabido recibir la crítica. En estos tiempos tendríamos todo el país comunicado con carreteras de primera y muchas espaldas hinchadas si cada vez que se criticara o se aconsejara a algún funcionario se mandara al periodista responsable a sufrir como el poeta Molina.
Y ahora, Usted también lo sabe.