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REOS POR CORDILLERA

El programa de hoy fue escrito originalmente por don Oscar Wilfredo Lezama, y lo encontré en el sitio de internet http://yuscaran-historia.blogspot.com/, cuya visita recomiendo. Nos presenta un episodio bastante inusual de nuestro pasado aún reciente y es, como todo lo hondureño, singular:

La sección judicial de Yuscarán siempre ha tenido bajo su jurisdicción once Juzgados de Paz, los correspondientes a los municipios de: Liure, Soledad, Texíguat, Vado Ancho, Güinope, San Lucas, San Antonio de Flores, Yauyupe, Morocelí, Oropolí y Yuscarán.

Los sumarios incoados en estos municipios venían para su etapa plenaria al juzgado de letras de esta ciudad vía correo oficial; obviamente los responsables o acusados eran traídos al centro penal (presidio) de esta sección judicial.

La conducción de los reos era mediante el sistema conocido como “Reos por cordillera”.

Necesario es explicar que todavía en la década de 1960 no eran muchas las carreteras, tampoco abundaban los vehículos y los Juzgados de Paz, carecían de presupuesto, por estas y otras razones, los reos eran conducidos a pie por caminos reales en serranías y montañas, fuertemente custodiados por ciudadanos armados de machetes, usaban no todos, pero si la mayoría, sombreros “Liure” que eran de copa alta y ala ancha que los protegía del calor y del sol, tanto a detenidos como custodios era normal verlos calzados con caites y vestimenta humilde, en algunos casos indígena.

Para entendernos mejor citamos un ejemplo: Si el detenido venia con procedencia del municipio de Liure, el Juez de Paz de este lugar elegía entre sus habitantes una comisión integrada por hombres los que por obligatoriedad debían aceptar el nombramiento sin sueldo alguno y con la obligación de responder legalmente si había fuga del detenido, como dirían ahora voluntariamente a la fuerza; lo conducían hasta Soledad, el día siguiente el juez de paz de Soledad bajo el mismo procedimiento lo remitía a Texiguat y este a San Lucas, de San Lucas a Güinope y de allí a Yuscarán.

Las comisiones se integraban en número según el reo a conducir, si este no presentaba peligro de fuga, tres o cuatro personas lo conducían. Si el reo era considerado peligroso el número de custodios era mayor pues existía la posibilidad de que intentaran rescatarlo. Al inicio de esta crónica dejamos expuesto que el recorrido era a pie y las condiciones de los caminos que transitaban, adversas.

El último recorrido de los que venían por Güinope por el lado de Lavanderos se internaban en la montaña de El Volcán por el sector de La Granadilla entre Bachán y La Cidra, bajando por el Ocotal hasta llegar a Yuscarán, presentar al reo ante el Juzgado de Letras seccional y este lo remitía al presidio, ya se pueden ustedes imaginar lo que caminaban los habilitados, como les llamaban en los pueblos al verlos llegar. Los riesgos que podían presentarse en el trayecto, tanto por los enemigos del reo o los parientes y amigos del mismo.

Hubo quienes en su tiempo comentaran que en las comisiones procuraban integran personas que supieran contrarrestar las supercherías que pudiera saber o hacer el reo.

No sé si para este tiempo existían las esposas o chachas que usa la policía, pero las comisiones en referencia utilizaban el famoso nudo del reo. Lo colocaban en el antebrazo del detenido y un miembro de la comisión a prudente distancia sostenía el otro extremo del lazo que en aquel tiempo era de mezcal, al reo no le convenía que el lazo se templara porque eso equivalía a que el nudo socara (apretara) más.

Y ahora, Usted también lo sabe.

 

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