Para seguir con esta preciosa historia de nuestro campo, y como les había ofrecido, aquí está la segunda parte de este relato de don Rafael Heliodoro Valle en sus “Tierras de pan llevar”:
Los cañaverales estaban borrachos de verdura. Un viajero sonriente ante las viandas suculentas, contó lo que sabía:
-En un lugar de esta tierra he visto una planta que llaman “Variedad del día”, porque en la mañana es blanca, al mediodía se enrojece, en la tardese torna violácea y a la medianoche se va poniendo de blanco para amanecer como una novia.
-Nada de eso si se compara esa planta con el “árbol del sueño” -repuso un viejo doblando su tabaco-. El caminante que bajo este árbol se atreve a sestear un momento, se queda dormido de verdad. La sombra es ancha, verde, convida a descansar. ¡Pero qué maleficio!. Hasta el ganado le huye, más que a los tembladeros que se cunden de carrizales y gallaretas.
-No mentar eso de las lagunas, porque para lagunas brujas una que conocí, en un recodo de montañas, entre naranjos y limoneros. El que pasa por allí, sólo puede cortar las frutas necesarias para saciar su sed; pero si quiere llevar a su casa alguna más, entonces se le pierde el camino. Por algo le llaman “Laguna encantada”. Lo raro es que si cerca de ella se hacen enramadas, entonces se alborota la maldita, y lo mejor es engañarla, bañándose en sus aguas para después construir la vivienda.
-¿Por qué junto a las lagunas brujas -comenté- sólo florecen esas plantas? ¡Qué cosas dispone el Diablo! No hay más que ver un naranjal o un limonero cerca de una laguna para saber que está embrujada. Una que conocí sólo daba permiso para cortar tres frutas…
-Cosas de Dios también -repuso otro de los del ruedo-. Dios siempre avisa dónde se halla Satanás. Ustedes van por una vereda entre la noche densa, y de pronto se siente un tufo áspero, un olor que no se puede describir: es que el “tamagás” está muy cerca. La gente de a pie no se deja engañar por la culebra, es un olor raro, brusco que no se confunde con el de otro animal: es el tufo de la muerte.
Y ahora, Usted también lo sabe.