Para concluir con esta visita imaginaria a la bella ciudad de Gracias, recurro de nuevo al libro de don Luis Mariñas Otero, “Honduras”:
Al morir don Pedro de Alvarado, y aspirando Montejo al mando supremo, el virrey de Méjico nombró al licenciado Alonso de Maldonado gobernador de Honduras, y cuando la Real Cédula, dada en Valladolid el 3 de septiembre de 1543, designó a los tres oidores de la Audiencia de los Confines: los licenciados Diego de Herrera, Pedro Ramírez de Quiñones y Juan Roxel. Fue nombrado presidente de la misma el licenciado Maldonado.
Se pensó como sede adecuada la villa de Comayagua, en el Gobierno de Honduras, por su posición central en la nueva entidad política, pero, por iniciativa del propio Maldonado, se estableció la capital en Gracias, abriéndose la Audiencia el 16 de mayo de 1544, de cuyo palacio aún se conservan los restos. Así, la villa de Gracias a Dios, en Honduras, constituyó la primera capital de Centroamérica.
La presión de los colonos se hizo sentir sobre Maldonado; éste cedió y no ejecutó las «Leyes Nuevas», por cuyo motivo entró en pugna con el obispo de Chiapas, fray Bartolomé de las Casas, que le había exigido su auxilio para aplicarlas.
Maldonado reaccionó contra lo que estimaba una intromisión del poder eclesiástico en sus atribuciones, diciéndole al prelado: «Sois bellaco, mal hombre, mal obispo, desvergonzado y merecéis ser castigado».
Esto era subestimar la fuerza y constancia del dominico, como Maldonado, al igual que otros gobernantes españoles de América, hubo de descubrir en su propia carne; fray Bartolomé procedió, de entrada, a excomulgarlo, y a continuación intrigó en la Corte hasta conseguir que Maldonado fuese sustituido por el licenciado Alonso López de Cerrato, nombrado por Real Cédula de 21 de mayo de 1547.
El nuevo presidente hizo el juicio de residencia a Maldonado, encontrándolo culpable, junto con los oidores, de no haber guardado las Leyes Nuevas.
Y ahora, Usted también lo sabe.
Check Also
SANTA ROSA BENDITA
Publicación Vista: 1.098 Hay libros a los que uno no se cansa de volver, autores ...