La revista Honduras Literaria sigue contándonos detalles poco conocidos de nuestro Poeta Molina:
Molina desde pequeño mostró un temperamento fuerte e inquieto, son muchas las anécdotas que cuentan de su infancia, “Nos refiere don Manuel Cantor, antiguo tipógrafo del diario de Honduras, y compañero de Molina, que unas de las favoritas diversiones del poeta niño era la de montar en puro lomo, con la cara hacia la cola, a un viejo caballo familiar.A todas horas del día se le veía horcajadas en su manso bayo, por las calles y callejones de Comayagüela, llamando la atención de los pocos forasteros, por el estrambótico galopar.
Una vez, ya el caballo molesto con las travesuras de su amo, le dio por entrarse a la casa de doña blanca, y como la puerta de la pulpería, única que se encontraba abierta era angosta, sacó por las ancas al jinete, derribando las botellas de miel de palo y la mascadura del mostrador. A Molina que nada le importo el susto de la dueña de la casa, ni las averías, se sacudió las nalgas y volvió a montar a su manera: era un niño terco”
Quizás por esa terquedad sus padres deciden internarlo en el colegio de Mr. White, etapa oscura de su vida que dejara profundas huellas en su psique y así lo expresara en la sátira que le dedica al siniestro Mr. White llamándolo Mr. Black
“Su edad… seguramente se le había muerto de vieja, o tal vez nunca tuvo…. Era un hombre cerbatana…una alta osamenta cuyos huesos chocaban a cada instante; una momia colosal metida en levita, del color de la miseria, cortada por la desgracia, raída por el hambre y empolvada por el tiempo”. Desde su infancia Molina mostró un carácter difícil y rebelde, que lo caracterizaría durante el resto de su vida. Dicho carácter lo arrastró por un gran número de sinsabores, que lamentablemente coleccionará durante toda su vida, sin embargo, son estas frustraciones las que sublimara para crear su arte y convertirse en el máximo poeta hondureño.
Y ahora, Usted también lo sabe.