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LAS PRIMERAS ESCUELAS DE MÚSICA Y EL FOLKLORE

Don José Reina Valenzuela nos hablaba en la revista Extra, del año 1968, sobre los orígenes de nuestra música popular. Veamos un poco a sus inicios:
Decía el recordado musicólogo nacional don Manuel de Adalid y Gamero que el arte musical “sólo florece en los países que han alcanzado una cultura superior”, y que por tal circunstancia no era de extrañar que en Honduras “un país joven que tuvo una infancia tormentosa” este arte sublime se mantuviera por años en lamentable atraso.
Don Manuel, en un magnífico estudio intitulado “La Música en Honduras”, se refiere casi exclusivamente a la enseñanza musical y a la organización de orquestas y bandas de música, y está en lo cierto en cuanto a que, para pensar en estas organizaciones se necesita dinero antes que inspiración y buenos deseos.
Yo no pretendo entrar en consideraciones acerca de lo que es y representa el arte musical en el desarrollo cultural de los pueblos; apenas intento hacer algunas observaciones que no pasarán de ser puntuales para cuando se escriba la historia musical de Honduras, y, a la vez, para dar a conocer cómo y cuándo se organizó en Tegucigalpa la primera Escuela de Música.
Dejando para otra ocasión lo relativo a la música y los instrumentos musicales de nuestros abuelos precolombinos, resulta evidente que la enseñanza musical de Honduras se inició con la construcción de iglesias durante la primera etapa de la dominación española, pues los conquistadores tuvieron como su mejor aliada para la realización de su empresa a la religión cristiana por medio de la predicación del medio por los clérigos y frailes que con ellos vinieron a América. Los primeros frailes enseñaron de memoria los salmos, villancicos, etc. que los indios cantaban durante los servicios litúrgicos, y es probable que a los más aventajados se les haya enseñado solfeo y la ejecución de algunos instrumentos músicos, lo que dio como resultado que muy pronto aprendieron no sólo cánticos sagrados, sino las canciones y el manejo de la guitarra, el tamboril y la guitarrilla que fueron, al parecer, los primeros instrumentos que trajeron los españoles.
Hay noticias del entusiasmo con que los religiosos de Trujillo describían la habilidad de los cantores indígenas durante las fiestas de la iglesia y esto hace pensar que durante muchos años la música sagrada absorbió el interés de los evangelizadores , sin que por ello los aires populares españoles de la época dejasen de ejecutarse y cantarse por indios castellanos (sic), ya que la sutil sensibilidad del aborigen, su tradición y su celoso empeño por guardar lo aprendido, no le permitía ser extraño al mensaje melódico. Esta musa popular con el correr del tiempo vino a construir la raíz y la médula de nuestro folklore.
Y ahora, Usted también lo sabe

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