EL ENDEMONIADO

Como les había contado, he estado leyendo el libro de Anne Chapman, antropóloga que dedicó mucho tiempo al estudio de nuestros lencas. Es una lectura amena y sorprendente, por lo que pienso dedicarle algunos días y más paciencia. Mientras llega el momento de compartir otro de sus textos, recurro hoy de nuevo a don Pompilio Ortega, con sus Patrio Lares:

En los últimos años del siglo pasado, hablar de ganado cimarrón era cosa común, especialmente en el Norte y Este de Honduras. En una de tantas haciendas de esta clase, próximo a las montañas de Marale, los vaqueros de una hacienda contaban a sus patrones que habían visto a un muchacho, como de diez y ocho años, que mamaba de las tetas de las vacas cimarronas y que también lo habían visto caballero en los toros más terribles de ganado cimarrón. Tanto se habló del asunto, que se reunieron los vaqueros de varias haciendas para dar caza al escurridizo mozalbete. Lazadores de primera, jinetes que parecían una sola pieza con su potro y uno que otro observador, se dieron cita; el asunto no fue fácil, pero el muchacho fue cazado. No sabía hablar, pero notaron que muy pronto aprendió y que les decía cosas muy extrañas, tornándose de improvisto en un guitarrista que hacía afluir a él a todo mundo. Alguien sugirió que lo llevaran a Sulaco, el único pueblo donde había cura entre Comayagua y Yoro. El cura lo exorcizó y el vivaracho joven quedó convertido en idiota.
Hace pocos años murió don Domingo Cruz, quien presenció este suceso con todos sus detalles. Cuánta razón tiene el sabio Dr. Carrel al asegurar que el hombre sigue siendo un enigma. Y qué atrevimiento el de la ignorancia, que discute asuntos del espíritu, cuando los del cuerpo todavía no se conocen bien!.
Y ahora, usted también lo sabe.