Como bien podemos imaginar, quienes habitaban estas tierras antes de la llegada de los españoles, no aceptaron de buen grado las imposiciones, muchas de ellas sangrientas. Hubo intentos más o menos serios de rebelión, pero como lo veremos hoy con don Luis Mariñas Otero, en su libro “Honduras”, la suerte no les sonrió:
La mayor parte de los combates no pasaron de simples escaramuzas y fue fácil la ocupación del país. Tan solo en el sudoeste región más densamente poblada, se produjo una resistencia de cierta importancia, que culminó en la sublevación de toda la región en los años 1537 y 1538, a raíz de la fundación por los españoles de Comayagua y Gracias a Dios.
La situación de los españoles en el occidente de Honduras se hizo precaria, e imposible el que éstos pudiesen viajar solos por el país, debido a la intensa lucha de guerrillas, que solo por la habilidad del adelantado Montejo pudo superar tras varios meses de intensa lucha, que concluyó con la dispersión de los sublevados al rendirse el peñón de Cerquín, donde éstos habían establecido su principal foco de resistencia.
Montejo describe esta sublevación en su carta ala emperador el primero de junio de 1539: “Estando haciendo el repartimiento, fue Nuestro Señor servido por nuestros pecados y por la mala costumbre que estos indios han tenido de alzamientos y muertes de cristianos, que estando todo en paz como he dicho, siendo tres españoles de la Villa de Comayagua a la Cibdad de Gatymala, llegando a una provincia que se dice Carguin, término de esta cibdad, diez leguas della, saliendo de un pueblo, salieron los indios a ellos en el mismo camino y los mataron yendo descuidados; y siendo yo avisado dello, lo más sin escándalo que pude, castigué a algunos dellos, los más culpados, delante de otros señores de la misma provincia; y acabando de hacer xusticias, imbié los demás señores muy contentos (?) a sus casas, y un Señor que havía sido en ello que no se pudo haver, xuntó toda la provincia y entráronse en un peñol la cosa más fuerte que ay en estas partes…” Y apareció Lempira.
Antes de terminar, y por experiencias previas, aclaro que la ortografía aparece así en el texto original.
Y ahora, Usted también lo sabe.