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LOS PRIMEROS DÍAS DE MORAZÁN EN COSTA RICA

Don Vicente Sáenz, en su “Elogio de Francisco Morazán”, nos brinda hoy una imagen, como siempre casi desconocida en nuestras aulas escolares, sobre la llegada de Morazán a Costa Rica, llamado por sus propios habitantes y luego de firmado el Pacto de El Jocote:

Esa misma noche, el 11 de abril de 1842, en medio de grandes festejos populares, entraron en Alajuela Morazán, Villaseñor y los dos ejércitos aliados.
Prosiguieron el 12 para Heredia, en donde se les recibió con demostraciones iguales de regocijo.
Y llegaron triunfalmente a San José, el día 13, aclamados por un pueblo que deseaba celebrar, en toda forma, el derrumbamiento de lo que allí se calificaba de ominoso.
El Pacto de El Jocote, 24 horas antes, había merecido la aprobación del licenciado Carrillo, quien estuvo conforme en dejar la Jefatura del Estado y en expatriarse por dos años.
Vencido don Braulio, no hubo represalias ni venganzas en perjuicio suyo. No permitió Morazán que se desbordasen las pasiones, con objeto de dañarle o de oprimirle.
¡El respeto más absoluto para su persona y para su escaso patrimonio!
Carrillo, a su vez, tampoco permitió que el Estado le ayudara con algunos fondos para salirse del país.
¡Los pobres emolumentos que el fisco le debía!
¡Unos cuantos pesos que consiguió prestados!
¡Y un ejemplo altísimo de pública moral, que ojalá se hubiese seguido siempre en nuestros medios oficiales, tan viciados de superficialidad y de molicie!
Ya en el poder se rodeó Morazán del grupo más preparado y conspicuo de costarricenses; estableció las garantías consignadas en la Constitución de 1825; y convocó al pueblo a elecciones, ordenando que no tomasen parte, en aquella contienda democrática, fuerzas armadas ni ningún elemento militar.
El 10 de julio se instaló la Asamblea, integrada por aquellos ciudadanos del país, entre ellos varios sacerdotes, que gozaban a la fecha del más alto predicamento en la parroquia.
El 15 de julio, por unanimidad de votos, nombró el Congreso a Morazán Jefe del Estado, dándole el título de Libertador de Costa Rica.
En agosto completó dicha Asamblea la derogación o la reforma de las leyes dictatoriales del régimen anterior; restableció el funcionamiento de las municipalidades; y pudo al fin integrar la Cámara Judicial, con 26 magistrados que supiesen hacerle honor a la elevada función de administrar justicia.
¡Pero he aquí que cuatro semanas después, Villaseñor y Morazán -¡Morazán, el Libertador!- morían sin formación de causa en el patíbulo!.
Y ahora, Usted también lo sabe.

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