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MORAZÁN EN LA BATALLA DE LA MARADIAGA

No es posible repetirlo bastante: siempre nos quedaremos cortos al hablar de nuestro máximo héroe, el General Francisco Morazán. ¿Que cómo lo sé? Cuántos podemos afirmar que conocíamos los detalles que hoy nos cuenta don Miguel Cálix Suazo? Veamos:


Morazán era uno de los Jefes de la acción de armas de La Maradiaga, siendo los otros los Coroneles Remigio Díaz, José Antonio Márquez y José María Gutiérrez. Este combate debe verse como el inicio de la acción gloriosa de un hombre de ideas civilistas, que para respaldar sus ideas republicanas y democráticas se ve en la necesidad de empuñar el fusil como miliciano; y como el primer escenario militar de la lucha ideológica que estaba en juego entre dos partidos, que con propiedad Morazán relata en sus Memorias. Las fuerzas obscurantistas primero quisieron asesinar a Herrera, en su casa de Comayagua, pero no tuvieron éxito; y después deponerlo, valiéndose de traidores, como José Justo Milla, nada menos que el Vice Jefe de Estado. Durante el sitio, Morazán hizo varias salidas de la plaza a traer gente y víveres de los pueblos inmediatos. También salía con algunas escuadras a atacar a Milla por la retaguardia, causándole muchos daños en cada sorpresa que le daba. La última salida que dio fue cuando se dirigió a Tegucigalpa, en busca de recursos, en unión de los Coroneles Remigio Díaz y José Antonio Márquez. Reunieron 300 hombres, con los que a marchas forzadas se dirigieron a Comayagua; pero al llegar al valle, tuvieron noticias que podrían ser atacados en el camino. En este concepto, se dirigieron hacia la Hacienda de la Maradiaga, de donde se mandó una pequeña fuerza a las órdenes del Capitán Felipe Peña, para que se situara en la Villa de Las Piedras, hoy cabecera del departamento de La Paz, quien apenas había llegado cuando fue atacado por cuatrocientos hombres, mandados por el Teniente Coronel Rafael Hernández y el Capitán Rosa Medina, vecino de Sulaco, en el departamento de Yoro. Peña, no obstante haber hecho una resistencia heroica, salió derrotado teniendo que replegarse a La Maradiaga. Sabedores Morazán y Díaz de lo ocurrido, parapetaron toda su fuerza en los corrales de piedra de la hacienda: en esto estaban cuando se presentó el enemigo, cerca de las siete de la noche del referido 29 de abril, rompiéndose un fuego tan nutrido por ambas partes, que por espacio de hora y media estuvieron disputándose la victoria. Según el testimonio del General Manuel Escobar, que antes he mencionado, Medina notó que sus fuerzas sufrían muchas pérdidas; mandó que sus soldados disparasen sus armas acostados para librarlos del nutrido fuego que se les hacía desde los corrales; pero no valiendo este medio, y trascurrido un cuarto de hora más habiéndole roto una bala el pie derecho ordenó la retirada hacia Comayagua, por ser muchas las pérdidas que tenía. Los invasores dejaron en el campo once muertos, seis carabinas y un tambor y llevaron numerosos heridos, entre los cuales cabe figuraba un soldado del destacamento costarricense que comandaba el Coronel Rafael García Escalante. Esta huida se hizo en el mayor desorden, lo que produjo gran alarma en las fuerzas sitiadoras.
Y ahora, Usted también lo sabe.

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