Este día les haremos un relato del que tal vez sea el sacerdote más famoso -junto al Padre Reyes- de nuestra historia: el padre Subirana. Entre las muchas anécdotas y milagros que se le atribuyen, encontramos el siguiente en las páginas del libro de don Jesús Aguilar Paz, “Tradiciones y Leyendas de Honduras”.
Uno de los pasajes más emocionantes que se cuentan del Misionero Subirana, se refiere a La Mujer del Manto Amarillo, ocurrido en la ciudad de San José de Colinas, departamento de Santa Bárbara, correspondiendo a la protagonista el nombre de Albina Rodríguez o Perdomo. Estando en el púlpito, la miró el padre Subirana y le mandó salir de la iglesia, por pecadora incestuosa; al siguiente día volvió dicha señora tapada de un manto amarillo y acompañada de amigos; el santo varón la volvió a echar de la iglesia, con dos negritos que tenía. Por tercera vez la mujer se metió debajo del púlpito, en la creencia de que el Misionero no la vería, pero el padre Subirana le ordenó nuevamente salir de la iglesia, explicando a los oyentes que lo hacía porque esa mujer era “mula del infierno”, lo cual podrían comprobar poniendo ceniza por donde pasara, que con seguridad dejaría huella de mula, lo que no cuenta la tradición si se experimentó. “La mujer del manto amarillo” siguió al padre Subirana en su viaje a Tuliapa y entre el río Jicatuyo y esa población, actual Nueva Celilac, sin que nadie le anunciara la presencia de la “mula del infierno, él se volvió del caballo que montaba y dijo a los presentes que lo seguía la “Mujer del manto amarillo”, quien imploraba compasión y perdón. El Misionero le ordenó que se quedara hincada en el camino y que le pidiera perdón a Dios, pues él no podía perdonarla”.
Hasta aquí esta primera historia del Padre Subirana. Más adelante les daremos más datos sobre su vida milagrosa aquí en Honduras. Y ahora, usted también lo sabe.