Como hace un par de días publiqué un artículo que se refería a la forma en que el general Manuel Bonilla llegó al poder de nuestro país, consideré necesario incluir también este otro escrito en el que, como debe ser, se nos presenta la otra cara de la moneda. No es correcto, me parece, analizar a los personajes históricos fuera de su contexto y mucho menos presentando una sola de sus actuaciones para formarnos un juicio sobre ellos.
Del “Anecdotario Hondureño”, de don Froylán Turcios, sale nuestro programa de hoy.
El general Carlos F. Alvarado, en su “Bosquejo histórico de la revolución de 1892”, se expresa en los términos siguientes hablando del general Manuel Bonilla: El general Manuel Bonilla es ignorante y de muy limitados alcances. Incapaz de coordinar una frase, necesita que todo, absolutamente todo, se lo escriban. El se limita a firmar inconscientemente aquello que le dicen que debe firmar. Este hecho ha originado no pocas burlas, en 1894, de parte de sus colegas en el gabinete, y del público en general, acostumbrado a contemplar en las altas esferas del poder a hombres competentes por su inteligencia e instrucción.
En oposición a estos dicterios, transcribimos los juicios de Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa, relativos a aquel caudillo: íntegro y hábil administrador, valiente y experto militar; buen patriota, abnegado caballero, leal y consecuente amigo, dijo Soto. Y Rosa: puede ser la espada en la guerra, el juicio recto y despejado en la política y en la administración y el corazón, honrado para la patria hondureña.
La pasión política que todo lo transmuta vibra en las frases de Alvarado, exentas de justicia y de verdad. Nosotros conocimos, pudiéramos decir que íntimamente desde nuestra infancia, al general Bonilla y estamos capacitados para afirmar que era de clarísimo entendimiento y con la instrucción necesaria para no hacer jamás un papel desairado, aún discurriendo entre los grupos selectos de nuestros prohombres. Algunos escritos y dictámenes suyos de carácter privado, sus cartas para familiares y amigos revelan su inteligencia y los conocimientos adquiridos en tantos años de intensa actuación. En los negocios públicos externaba sus ideas con fácil palabra y son notorios, hasta por sus acérrimos adversarios, su singular aptitud para medir y apreciar a los hombres. Su anhelo de difusión intelectual entre las masas y su criterio ecuánime y experto para resolver los más difíciles problemas nacionales.
Y ahora, Usted también lo sabe.