Los inicios de la organización magisterial en Honduras se remonta al de Marzo de 1895 con la fundación en Tegucigalpa de la Academia Central de Maestros, la que tenía por objetivo propiciar el mejoramiento del docente; este tipo de organización se generalizó en el país, quedando legalizadas con la emisión del Reglamento General de Instrucción Primaria el 31 de Mayo de 1898, caracterizadas por el carácter académico y no reivindicativo. La Academia Central de Maestros subsistió hasta el año de 1936.
A partir de 1916, nació en el seno del magisterio nacional una nueva forma organizativa con características mutualistas, mentalidad que se extendió entre el magisterio entre 1916 y 1963 y caracterizada por el hecho de que los educadores se asocian para desarrollar actividades de ayuda mutua en lo concerniente a su preparación y prestigio profesional; a éstas se les llamó Sociedades de Maestros, la primera de ellas fue la Sociedad Copaneca de Maestros, generalizándose posteriormente en todo el país. En 1928 se fundó en Tegucigalpa, la sociedad Magisterio Nacional, primera organización de docentes reconocida oficialmente por el Estado, según acuerdo ejecutivo No. 1084 del 1 de Diciembre del mismo año, participando en ella los educadores más destacados de la época como Saúl Zelaya Jimenez, Víctor F. Ardón, Miguel Morazán, dolores Ayestas, Carmen Cárdenas, entre otros.
Entre las principales aspiraciones de la sociedad, se encontraba la fundación de la Federación de Maestros de Honduras, con carácter nacional, sin embargo los intentos realizados en los años de 1929, 1936 y 1947 fracasaron debido a la orientación oficialista de sus dirigentes y por el escaso apoyo de la base magisterial. Durante el gobierno de Tiburcio Carías Andino se intentó someter al magisterio ideológicamente, imponiendo una concepción apostólica de la labor docente, lo que impedía reclamar sus derechos e incluso exiguo salarios de veinte o treinta lempiras mensuales, al respecto, Flor Lecca Bejarano afirma que»…tras la apoliticidad e intachabilidad del maestro se hizo de estos y de sus organizaciones elementos dóciles a la política oficialista.»
Con la llegada de Juan Manuel Gálvez a la presidencia de la República el 1 de enero de 1949, se inicia un período de mayor tolerancia política y social, ello permitió cierta apertura hacia los sectores populares. En el caso del magisterio, se inicia un nuevo intento por crear una organización a nivel nacional mediante la formación de la Federación hondureña de Maestros FHM, reconocida oficialmente según Acuerdo ejecutivo No. 1467 del 11 de Octubre de 1951. Nace en el marco de la Primera Convención Nacional de Maestros celebrada en San Pedro Sula en septiembre de 1950, bajo la ideologpia de ser una organización de carácter gremial, apolítica en sentido partidista y laica; su principales fines eran:
Unificar y compactar el Magisterio Nacional con el propósito de constituir una organización capaz de dirigir sus funciones hacia el logro de sus objetivos.
Levantar el nivel económico del maestro.
Crear una nueva conciencia magisterial con plena responsabilidad de sus deberes y derechos.
Procurar la fijación de un sueldo mínimo vital para los maestros.
Exigir la formación y vigencia de un escalafón de maestros que regule el ascenso profesional y la escala progresiva de sueldos.
Luchar porque se cumplan los derechos y deberes, fueros y privilegios del magisterio.
Proteger a los miembros federados que sean víctimas de cualquier autoridad pública o privada.
Construcción de viviendas para maestros.
Sostener un órgano de difusión.
La estructura interna estaba conformada por una Asamblea Federal Legislativa, un Consejo Federal Ejecutivo y los Consejos Departamentales. Los principales logros de esta organización fueron la adquisición de la editorial La Evolución para la producción de materiales y publicaciones; la fundación del Seguro del Maestro; la Sala del Maestro en el Hospital San Felipe; la adquisición de un terreno para construir la casa del maestro en la ciudad de Comayagüela; el haber gestionado para la emisión de un decreto autorizando a las autoridades del gobierno central, municipales y distritales, para conceder a los maestros un lote de terreno a fin de que construyan sus respectivas colonias; una petición para que la Ley de Colegiación Profesional Obligatoria pudiera incluir a los maestros.
A pesar de todos estos logros, la Federación Hondureña de Maestros no pudo consolidarse debido en gran medida a la abulia y negligencia de los miembros que integraban el Consejo Federal Ejecutivo, así como la indiferencia manifiesta y la falta de conciencia gremial de los maestros hondureños. La organización prácticamente desapareció en 1962 y a partir de 1963 no pudo reorganizarse, dejando como resultado una gran desconfianza de los maestros hacia sus propias organizaciones. A partir de ese año, los educadores continúan repartidos entre las diferentes sociedades y organizaciones existentes en el país en un total de 8612 educadores de amos sexos, en su mayoría participaban de las sociedades mutualistas; esto acentuó más el fraccionamiento de la FHM.
A pesar de haber acaecido un aumento de sueldo, clasificación y centralización estatal del pago de los maestros de educación primaria, mediante Decreto No.173 – 1957, la realidad socioeconómica de los docentes continuaba siendo precaria. Agregado a ello, existían una serie de exigencias sociales hacia los mentores como ser vestir formalmente de forma permanente o participar casi obligatoriamente en toda actividad comunitaria, herencia de la concepción apostólica del cariato. Estas situaciones lejos de motivar hacia la profesión magisterial, alejaban inclusive a los participantes directos de ella, por ello gran cantidad de maesros formados optaban por dedicarse a otras actividades de les reportasen mejores ingresos, pero los que continuaban en la profesión, lo hacían con grandes malestares hacia la misma por la difícil situación socioeconómica que va a provocar el despertar del movimiento magisterial.
Otro de los problemas a enfrentar, era la inestabilidad laboral. Los maestros eran nombrados anualmente por la Secretaría de Educación Pública mediante Nóminas de Personal, elaboradas por los supervisores Departamentales,proceso en el cual se inmiscuían ilegalmente políticos, alcaldes, burócratas, personas adineradas, militares de cerro con influencias…desnaturalizándolo y arbitrariamente decidiendo que maestros seguirían laborando y quienes tendrían que buscar empleo, creando un magisterio jurídicamente desprotegido y rendido a los caprichos de cualquier cacique local. Sumado a este problema, del total de 3667 escuelas elementales, la mayoría estaban abandonadas a las pocas reparaciones que la comunidad a instancias de los maestros podían hacer; se dio el caso de docentes impartiendo clases a alumnos bajo la sombra de un árbol por lo general sin mobiliario.
La huelga magisterial que marcó el despertar gremial de los educadores hondureños, tuvo su origen en la moción presentada por el Doctor Eugenio Matute Canizales proponiendo un aumento de sueldo para los maestros., sus pretensiones quizás eran mejorar la situación del magisterio y a la vez crear problemas al gobierno opositor liberal del Dr. Villeda Morales, atrayendo al mismo tiempo simpatías del gremio magisterial hacia su persona y el Partido Nacional. Las reacciones se dieron el mismo día y fueron muy variadas, desde felicitaciones hasta insultos y amenazas, el magisterio reaccionó con escepticismo por lo que el Dr. Canizales presentó la moción el 23 de marzo en la Asamblea General ante 700 maestros que al final, acordaron respaldar la moción y no descansar hasta lograr un resultado positivo que mejorara la difícil situación que arrastraban. Para ello se integró un Comité Central Pro-Defensa Intereses del Magisterio Nacional, organismo que se erigió en el núcleo orientador del magisterio local y luego del nacional. De esta forma y desconociendo las intenciones del Dr. Matute Canizales, los maestros toman la bandera reivindicativa por la que estaban dispuestos a luchar.
Se inicia así una intensa campaña organizativa y propagandística de todos los medios disponibles, tratando de lograr el apoyo de los diputados de la segunda república, sin embargo, estos no atendían las peticiones por considerarlas politizadas contra el gobierno liberal. Quienes sí respondieron y se solidarizaron moral y materialmente fueron los estudiantes de la UNAH, la Pedagógica, el Central Vicente Cáceres, la Escuela Normal de Varones, las sociedades de padres de familia, las organizaciones sindicales, todos ellos con el común denominador de reconocer la labor del docente y las injusticias que se estaban cometiendo. Durante los meses de abril y Mayo el tema se convirtió en interés público. Los medios de comunicación se transformaron en campos de batalla donde se llevó a cabo la pugna entre benefactores y detractores de la moción; mientras tanto se esperaba el dictamen del Consejo Nacional de Economía pero en vista de su tardanza el Comité Central resolvió el 23 de marzo acordar en un pronunciamiento que fijaban un plazo límite hasta el 27 para que se diera una respuesta o de lo contrario irían a huelga general.
La respuesta, brindada al día siguiente del comunicado, no fue de acuerdo a los intereses de los maestros, en cuanto a que la comisión «…no ha encontrado base objetiva para suponer que la situación económica del maestro haya empeorado…» Vista la situación, ese mismo día 24 de Mayo por la tarde, se reunió una delegación de dirigentes magisteriales con el Presidente Villeda Morales y sus asesores, para discutir una nueva propuesta de aumento salarial elaborada por los maestros y consistente en un aumento del 50% al sueldo base entonces de Lps. 100.00 mensuales. Al final de la reunión, se había acordado una comisión mixta de profesores y diputados para resolver el problema y suspender la declaratoria de huelga hasta el 30 de Mayo.
Los integrantes de la comisión se volvieron antagonistas: los maestros querían el 50% y los diputados el 25%, en vista de ello las negociaciones fueron interrumpidas y el jueves 30 de Mayo el comité Central Pro-Defensa de los Intereses del Magisterio Nacional hizo formal entrega ante el Poder Legislativo del acuerdo por el que se declaraba un paro general e indefinido de labores educativas en toda la República, por primera vez en la historia del magisterio hondureño, contando con la solidaridad de estudiantes, padres de familia, sindicalistas y sociedad en general. Después de un fin de semana tenso sobretodo en la capital de la República, el 1 de Junio el congreso Nacional, de forma unilateral, aprobó un aumento del 25% intentando aplacar a los maestros, pero ello no tuvo eco ni en la dirigencia ni en la base del movimiento.
El 3 de Junio fue el día de mayor tensión: Tegucigalpa amaneció con barricadas en las principales calles, avenidas y puentes, rápida y puntualmente maestros y estudiantes que simpatizaban con la huelga se presentaron a lugares asignados para interrumpir el tráfico de vehículos y personas como medida de presión frente a las autoridades del gobierno. Hasta ese momento, los roces entre maestros y rompe-huelgas no habían pasado de ser leves, sin embargo, Francisco Urquía, activista del Partido Liberal, pretendió pasar el puente Guacerique a eso de las 5:00 p.m., el paso le fue impedido de manera cortés y firme lo que no impidió que el señor Urquía iniciara una balacera en la que murió Miguel Benítez Hernández, una persona totalmente ajena a la huelga y que transitaba por el lugar, aparte de provocar graves heridas a José Cassasola, representante de CLASC en Honduras, Marco Tulio Benítez, estudiante normalista y Luis Ramos, estudiante universitario; quienes pudieron salvar la vida gracias a la inmediata asistencia médica recibida.
El repudio ante el asesinato fue unánime en los diversos sectores sociales por lo que el 4 de Junio de 1963, el Congreso Nacional, mediante reconsideración del acta Anterior del sábado 1 de Junio, reformó el Decreto 173 de 1957, fijando el sueldo base para los maestros en Lps. 150.00 mensuales y a los empíricos en Lps.90.00 mensuales, aparte del derecho de gozar de estabilidad laboral en sus cargos, no pudiendo ser destituidos p descendidos sin juicio previo, en el que se comprobara falta que justificara la destitución. Este triunfo permitió al magisterio reconocer la necesidad de constituir una organización capaz de proteger y ampliar los derechos y aspiraciones del gremio.
Cuando se aprueba la Ley de Colegiación Profesional Obligatoria mediante Decreto No. 73 del Congreso Nacional, el 17 de mayo de 1962, las sociedades de maestros inician su camino hacia la transformación en colegios profesionales, en especial las tres existentes en aquel momento en Tegucigalpa: la sociedad Magisterio Nacional, fundada en 1928; la Acción Magisterial Hondureña, fundada en 1952 y la Asociación de Maestros Hondureños, que fue la que comenzó el proceso transformándose en el Primer Colegio Magisterial Hondureño de Maestros PRICPHMA (Septiembre de 1962); le siguió Acción Magisterial Hondureña llamándose Colegio Profesional Acción Magisterial Hondureña (27 Octubre 1962) y finalmente la sociedad Magisterio Nacional adopta el nombre de Unión Magisterial COPRUM (16 Marzo 1963), haciendo las reestructuraciones internas que cada una necesitaba para funcionar bajo la nueva modalidad.
Las estructuras organizativas producto de la huelga del ’63 sirvieron de base para que el PRICPHMA se fusionara con el rebautizado Colegio Profesional superación Magisterial Hondureño COLPROSUMAH, inaugurándose así una nueva fase en el proceso histórico del magisterio denominado gremialismo (1963-1970) caracterizado por el nacimiento de un movimiento magisterial permanente y organizado independiente de los sectores de poder tradicionales con claros objetivos reivindicativos, por cuya naturaleza, se relacionó con el movimiento popular constituido por organizaciones similares de obreros, estudiantes y otros. El COLPROSUMAH fue bautizado formalmente en su primer Congreso Ordinario el 17 de Septiembre de 1963.
El 11 de Diciembre de 1964 se aprueba la Ley Orgánica del COLPROSUMAH y el 15 de Febrero de 1965 la Ley Orgánica del PRICPHMA, para Marzo de ese año surgirá la Unión Magisterial, procediendo posteriormente a la elaboración, solicitud y aprobación de la Ley Orgánica de Educación y su reglamento, durante el período de la constitucionalizarían del Régimen Militar de Oswaldo López Arellano. En 1969 se da la huelga magisterial contra cuatro funcionarios del Ministerio de Educación, considerados violadores de las leyes educativas y en 1970 integra el FUP desarrollando una lucha contra el continuismo de Oswaldo López y el Pacto de Unidad Nacional, lucha que volverá a repetirse en 1975 contra el régimen de Juan Alberto Melgar Castro, en especial a raíz de los hechos acaecidos en Santa Clara y Los Horcones, Olancho. Para los años ’80,
El Movimiento Magisterial se encamina hacia la aprobación del estatuto del docente, consignado en el Artículo 165 de la constitución de la República, el 13 de Abril de 1982.
Ello provocará que, en Diciembre de 1982, durante la realización del XXI Congreso Ordinario, las sedes magisteriales sean tomadas por elementos de la DNI y otras fuerzas afines al gobierno, impidiendo el acceso a la Junta directiva elegida e imponiendo a Junta directiva títere nombrada para tal efecto en Ocotepeque, la represión de que fue objeto el Movimiento Magisterial en este período fue tal el caso COLPROSUMAH se volvió un problema político, se iniciaron pláticas con diversos sectores en 1984 pero ante la infructuosidad de los mismos, el 11 de Febrero de 1986, se intenta recuperar la sede del COLPROSUMAH en una acción que no tuvo ningún éxito inmediato pero que sí permitió que el Congreso Nacional se ocupara el problema. El 10 de Abril de 1986, que intentó resolver el problema interno sin ningún éxito; es más, el COLPROSUMAH empezó a dispersarse como organización y la lucha por el Estatuto del Docente fue abandonada., lucha que es retomada en los últimos años y que ha mermado con la aprobación del estatuto del docente y la unificación del COLPROSUMAH.
El Movimiento Magisterial, como ha podido apreciarse, aparte de la lucha por el mejoramiento personal del magisterio en cuanto a sus niveles de vida y profesionalización, , también ha luchado contra la corrupción en el Ministerio de Educación y por el respeto a los derechos humanos, la soberanía nacional y la autodeterminación nacional.
Fuente: http://www.historiadehonduras.hn