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Manuel Zelaya Rosales

(Presidente Constitucional).
(Arrojado por las armas).
27 de enero 2006.
27 de enero 2010.

Nació el 20 de septiembre de 1952, en Catacamas, Departamento de Olancho.

En junio de 1975, recién llegado al poder, por vía golpista, el Gobierno de facto del general Juan Alberto Melgar Castro, la familia Zelaya se vió envuelta en un luctuoso suceso que a don Manuel le acarreó un período de detención vinculársele al asesinato por hombres armados, aparentemente, sicarios enviados por los terratenientes de la zona, en la finca Los Horcones, una propiedad de la familia en el valle de Lepaguare, dos sacerdotes, un estadounidense y un colombiano, y 13 activistas campesinos que participaban en una marcha de protesta por la represión militar en el departamento de Olancho  en demanda de tierras. Pese a las sospechosas de la masacre, la familia Zelaya defendió con vehemencia, y ha seguido defendiendo hasta el día de hoy, su más completa inocencia y su nula relación con aquellos crímenes, alegando que fue una casualidad que los asesinos dejaran los cuerpos de sus víctimas dentro de su hacienda.

El joven, llamado por la familia Melito para diferenciarle de su padre tocayo, Mel, cuyo apelativo heredó de adulto y popularizó en su carrera política, invirtió las décadas de los setenta y ochenta a cimentar sus negocios madereros y ganaderos, hasta convertirse en 1987 en directivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y en presidente de uno de los gremios integrados en esta confederación patronal, la Asociación Nacional de Empresas Transformadoras de la Madera (ANETRAMA).

Su afiliación al partido liberal de Honduras data desde 1970, donde comenzó a desarrollar en sus filas labores orgánicas y representativas hacia 1980, como coordinador de organización y consejero departamental en Olancho, más tarde en los departamentos también orientales de Gracias a Dios y Colón. Adscrito al Movimiento Liberal Rodista (MLR), entonces la facción dominante en el PLH, de planteamientos conservadores y defensora del retorno a la democracia civil pero manteniendo unas relaciones deferentes con los militares, se situó, por consiguiente, en la órbita del dirigente Roberto Suazo Córdova, ganador de las elecciones presidenciales de noviembre de 1981, las primeras en una década.

Posteriormente, se pasó al Movimiento Azconista, una nueva facción del PLH en el poder que tomaba su nombre del ingeniero José Simón Azcona Hoyo, quien en 1983 abandonó el Gobierno y rompió con el MLR por la negativa de Suazo a respaldar su pre-candidatura presidencial. En noviembre de 1985 Azcona ganó las elecciones presidenciales y Zelaya obtuvo su primer mandato como diputado por Olancho en el Congreso Nacional, donde le fue encomendada las presidencias de las comisiones legislativas de Recursos Naturales y Petróleo, funciones a las que en 1987 sumó la de secretario de la Junta Directiva de la Cámara. En los comicios de noviembre de 1989 renovó su escaño por otra legislatura, que ahora ejerció como diputado de la oposición al Ejecutivo de Rafael Leonardo Callejas Romero, del derechista Partido Nacional de Honduras (PNH).

Experiencia gubernamental

Reelegido congresista por Olancho por segunda vez en noviembre de 1993, Zelaya volvió a mudar sus principios políticos en el liberalismo y en esta ocasión se unió a la facción del jurista Carlos Roberto Reina Idiáquez, cabeza del sector más progresista, orientado al centroizquierda, del PLH. Con la toma de posesión presidencial de Reina en enero de 1994, el empresario renunció a sus puestos en la patronal hondureña y estrenó su primer cometido en la administración central del Estado, el de director ejecutivo del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), que tenía rango ministerial.

Como responsable del FHIS, Zelaya ejecutó los programas gubernamentales de promoción social, lucha contra la pobreza y descentralización de las administraciones locales. Aunque vertió críticas a las condiciones impuestas por el FMI para acceder a una línea de crédito, censuras que hizo extensibles al ajuste liberal decidido por Reina, el hecho fue que estableció un diálogo fructífero con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los cuales financiaron los proyectos del FHIS y alabaron la gestión de su director-ministro. Designado vicepresidente de la Red Social de América Latina y el Caribe (REDLAC) en 1996, en las elecciones generales de noviembre del año siguiente fue elegido diputado por Francisco Morazán y en enero de 1998 el nuevo presidente liberal, el empresario y economista Carlos Roberto Flores Facussé, le confirmó en el Gabinete.

La catástrofe provocada por el paso del huracán Mitch en octubre de 1998 complicó extraordinariamente el trabajo social de Zelaya, cuya condición de hombre de confianza de Flores quedó de manifiesto al ser nombrado asesor del Gabinete Especial de Reconstrucción Nacional, activado por el presidente en noviembre para reparar las devastaciones causadas por la inclemencia climática. Aquel año tomó asiento también en el Foro Nacional de Convergencia (FONAC), un marco en el que representantes del Estado y de la sociedad civil debatían con espíritu de consenso sobre diversas políticas nacionales.

En junio de 1999 Zelaya se dio de baja del Ejecutivo y el Congreso para dedicarse a preparar su pre – candidatura de cara a la elección interna del candidato presidencial del PLH en las elecciones de 2001, y de paso retomar la actividad empresarial privada. Dentro del partido asumió la Secretaría de Organización y Propaganda del Consejo Central Ejecutivo (CCE) y articuló su propia facción y plataforma, el Movimiento Esperanza Liberal, etiqueta buscada a propósito para que la sigla resultante, MEL, coincidiera con el nombre familiar. por el que todo el mundo le conocía.

Las ambiciones presidenciales de Zelaya fueron frenadas en seco el 3 de diciembre de 2000, cuando su pre – candidatura resultó ampliamente derrotada por la del candidato opositor el Profesor Rafael Pineda Ponce, el presidente del Congreso Nacional, que doce meses después de ganar la nominación resultó perdedor frente al nacionalista Ricardo Rodolfo Maduro Joest.

Candidato presidencial del PLH

En los cuatro años siguientes, Zelaya se dedico a sus empresas la explotación agropecuaria en sus posesiones en Olancho, y de político cimero del PLH. Bajo el estandarte del Poder Ciudadano, volvió a presentarse a las primarias del liberalismo el 20 de febrero de 2005 y esta vez se llevó la candidatura en una interna que enfrentó a ocho precandidatos, siendo sus contrincantes más potentes Jaime Rosenthal Oliva, que ya iba por su cuarto intento por obtener el listón presidencia, y Gabriela Núñez de Reyes, de la facción Movimiento Nueva Mayoría. La candidatura de Zelaya fue aclamada por la Convención Extraordinaria que el PLH celebró en Tegucigalpa el 28 y el 29 de mayo. Allí se escenificó el cierre de filas con Mel de todos los líderes, sin faltar Rosenthal, Núñez y Pineda Ponce, y corrientes del liberalismo.

Impulsada por los eslóganes Poder Ciudadano es seguridad, sin odios ni muerte, Poder Ciudadano es transparencia y, el más aventado, Urge el cambio, urge Mel.

Indudablemente carismático, presentó un programa basado en promesas convencionales y en el concepto motriz del poder ciudadano, que para él significaba un compromiso personal de satisfacer las demandas ciudadanas de democracia participativa, reformas políticas y “mano firme” contra la corrupción. Uno de los grandes fracasos imputados a la Administración de Maduro, la omnipresencia de las maras o bandas juveniles organizadas, la violencia común y la inseguridad, daría paso, si llegaba a la Presidencia, a soluciones “con hechos, no con palabras”.

En concreto, prometió reducir de un 5% a un 10% los gastos corrientes del Gobierno, crear 400.000 puestos de trabajo en los sectores que más empleo generaban, los de la maquila manufacturera volcada a la exportación y agroindustrial, levantar 200.000 viviendas, dotar de ordenadores a todas las escuelas, conceder matriculas gratis a los más de dos millones de niños y jóvenes en edad escolar, erradicar enfermedades tropicales como el dengue y la malaria, y tomar medidas para frenar la deforestación y otros serios daños al medio ambiente.

Según la mayoría de las encuestas, el candidato opositor llegó a la cita del 27 de noviembre con las urnas, que escrutaron 6.800 monitores electorales, entre los que estaban 114 de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), a remolque de su adversario del PNH, Porfirio Lobo Sosa, un paisano olanchano que no se había desprendido de la presidencia del Congreso Nacional y que libró una campaña centrada en la oferta de un “puño firme” para acabar con los desmanes criminales de las maras.

El representante de la derecha defendía el restablecimiento de la pena de muerte como fórmula de disuasión de los jóvenes violentos, mientras que Zelaya, la opción que por contraste cabía calificar de centroderecha o de centro, sostenía la eficacia de combinar el endurecimiento de las condenas, llegando hasta la cadena perpetua, y la duplicación de la plantilla de agentes policiales, pasando de 9.000 a 18.000, con los programas de rehabilitación de los reos y la revisión de la penalización de la mera pertenencia a una mara, independientemente de si el imputado había cometido o no delitos relacionados con la seguridad de las personas y la propiedad, una política que estaba produciendo una peligrosa saturación de las prisiones.

Dando una sorprendente campanada que los últimos estudios demoscópicos no habían permitido vaticinar, Zelaya se proclamó vencedor la misma noche electoral, sin haber difundido aún el Tribunal Supremo Electoral (TSE) los primeros resultados, en virtud de los datos ampliamente favorables de un sondeo a pie de urna.

Aunque el 28 de noviembre Zelaya fue declarado “presidente electo” por el titular del TSE, Arístides Mejía, sobre la base de los resultados correspondientes a sólo 151 de las 5.312 urnas instaladas en el país, que atribuían al liberal un 50,7% de los votos, la lentitud del escrutinio, o más exactamente, el atoramiento del sistema de transmisión electrónica de datos, que también debía computar las papeletas de la elecciones a diputados y alcaldes, empujó a Lobo a instar a la autoridad electoral a completar el conteo y a no hacer proclamaciones prematuras y que a todas luces eran indebidas. En medio de una cacofonía de recriminaciones cruzadas, la tormenta política postelectoral empezó a aquietarse el martes 29 de noviembre con la publicación por el TSE de datos oficiales correspondientes al 19,4% escrutado y que confirmaban la tendencia ganadora de Zelaya, aunque por estrecho margen.

Ahora bien, el recuento se prolongó hasta bien entrado diciembre, una tardanza difícilmente justificable que hizo sospechar a más de un analista político que el PNH y el PLH se habían puesto a negociar el reconocimiento por Lobo de su derrota a cambio de ciertas garantías de Zelaya de que su administración no promovería la acción de la justicia contra personalidades del Gobierno saliente por actos de corrupción; según esta hipótesis, hasta que los dos partidos principales no se pusieran de acuerdo, el TSE, cuya credibilidad como órgano independiente quedó por los suelos, no finiquitaría el interminable conteo.

El 7 de diciembre, con el 10% de las papeletas todavía pendiente de computar, Lobo, en un súbito cambio de actitud, reconoció su derrota, deseó un gobierno exitoso a Zelaya y anunció una “oposición constructiva”. Fue el 23 de diciembre, casi un mes después de los comicios y cinco días antes de vencer el plazo legal que tenía para ello, cuando el TSE, por fin, publicó los resultados finales: Zelaya se llevaba la Presidencia con el 49,9% de los sufragios, seguido de Lobo con el 46,2%, Juan Ángel Almendares Bonilla, de la izquierdista Unificación Democrática (UD), con el 1,5%, Juan Ramón Martínez, del Partido Demócrata Cristiano de Honduras (PDCH), con el 1,4% y Carlos Alejandro Sosa Coello, del Partido de Innovación y Unidad-Social Demócrata (PINU-SD), con el 1%.

En las legislativas, el PLH se quedaba al borde de la mayoría absoluta al obtener 62 de los 128 congresistas. A nivel departamental, Zelaya, donde más votos obtuvo fue en Colón (el 56%), El Paraíso (56%) y Gracias a Dios (59%). La participación electoral en todo el Estado fue baja, en torno al 46%.

Regresado el país a la normalidad y ultimado el proceso de transferencia institucional, el 27 de enero de 2006 Zelaya recibió del flamante presidente del Congreso, su correligionario Roberto Micheletti Bain, la banda blanquiazul que le convertía en el séptimo presidente democrático desde el retorno del orden constitucional en 1980 y, de entre ellos, el quinto del PLH.

En su discurso inaugural, que pronunció en el Estadio Nacional de Tegucigalpa ante los presidentes de México, Colombia, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá, el primer ministro de Marruecos y el príncipe heredero Felipe de España, Zelaya prometió gobernar “con honradez y transparencia”, se congratuló de la aprobación por los diputados, sólo unas horas antes, de la Ley de Participación Ciudadana –que preveía la creación de un Foro Nacional del Poder Ciudadano y la derogación de la Ley del Consejo Nacional Anticorrupción-, expresó su respaldo sin matices al Acuerdo de Libre Comercio de Centroamérica, Estados Unidos y la República Dominicana (CAFTA-RD, que Honduras había ratificado en marzo de 2005 y cuya entrada en vigor debía producirse este mismo año), e instruyó a dos ministros con tareas concretas.

Al titular de Educación, Pineda Ponce, le ordenó suprimir la tasa de 10 dólares abonada por los estudiantes al ingresar en los centros de enseñanza públicos. Y al de Finanzas, Hugo Noé Pino, le encomendó la creación de un fondo de apoyo a la pequeña y mediana empresa y de un programa tendente a mejorar la producción alimenticia en el campo, así como la tarea de reservar el 1% del presupuesto nacional, esto es, más de 4.000 millones de dólares, a la protección de los bosques y la reforestación de las áreas afectadas por las talas abusivas. El mandatario no se refirió expresamente a su promesa de campaña de bajar el galón de gasolina 10 lempiras, que iba a ser “ipso facto”, en el “primer día de Gobierno”: las compañías importadoras de combustible ya habían advertido que, en la actual coyuntura, ni eliminando los márgenes totales de la cadena de comercialización iba a ser posible tal rebaja.

Además de Pineda Ponce, recibieron carteras ministeriales otros conocidos nombres del liberalismo, como Yani Rosenthal Hidalgo (Presidencia), Jorge Arturo Reina Idiáquez (Gobernación y Justicia), quienes eran respectivamente el hijo de Jaime Rosenthal, el hermano de Carlos Roberto Reina. Milton Jiménez Puerto recibió Relaciones Exteriores, Arístides Mejía, el ex presidente del TSE, Defensa Nacional, y Álvaro Antonio Romero Salgado, general retirado del Ejército, Seguridad. Gabriela Núñez, la rival en las primarias de 2005, fue nombrada gobernadora del Banco Central.

Manuel Zelaya está casado con Xiomara Castro y es padre de cuatro hijos.

2009

A mediados del 2009, Zelaya empezó a promocionar un plebiscito para levantar los límites al período presidencial. El Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General, la Corte Suprema de Justicia y el Congreso de la República han declarado ilegal esta consulta.28 El propio partido de Zelaya, el Partido Liberal de Honduras, también se ha opuesto al Presidente.

El 24 de junio, Zelaya anunció que destituía al General Romeo Vásquez Velásquez, Jefe del Estado Mayor Conjunto hondureño, luego de que éste se negara a distribuir las tarjetas de votación de la controversial consulta. Poco después, el Ministro de Defensa y los Jefes de las tres ramas de las Fuerzas Armadas de Honduras renunciaron. La Corte Suprema votó de manera unánime en contra de la medida y ordenó que el General permaneciese en su cargo. En una entrevista a CNN, Zelaya declaró que en realidad no había destituido al General, solamente lo había anunciado.
El 28 de junio de 2009, día en que se debía celebrar la consulta popular, Zelaya fue sacado a la fuerza y en ropa interior de su residencia por un grupo de militares, cumpliendo con lo ordenado por el Tribunal Supremo del país anteriormente. El día anterior el Congreso hondureño había abierto una investigación para determinar si había violado la Constitución y si gozaba de «estabilidad mental». Zelaya respondió calificando de arbitraria esta investigación y amenazando al Presidente del Congreso, Roberto Micheletti, de destituirlo con un decreto presidencial. Tras ser detenido y expulsado del país sin mediar juicio previo, llegó a Nicaragua, donde arribó desde Costa Rica el domingo 29 de Julio por la noche.

En sesión del Congreso Nacional de Honduras del 28 de junio de 2009, se leyó una presunta carta de renuncia presentada por el presidente Zelaya y se aceptó la misma. Desde Costa Rica el presidente Zelaya desmintió haber escrito carta alguna presentado tal renuncia y manifestó que ello demostraba que no se trataba solamente de un golpe militar con la participación de los demás poderes de Honduras. La fecha que constaba en la renuncia de hecho era del 25 de junio, tres días antes del arresto y deportación del presidente. Horas después, el Congreso volvió a sesionar y resolvió por unanimidad la destitución del presidente Zelaya, por considerar que acciones de gobierno de éste habían violado la Constitución y el ordenamiento jurídico del país, y designó para sucederlo al presidente del Congreso, Roberto Micheletti, con el compromiso de que el mismo permanecerá en el cargo hasta la terminación del mandato de Zelaya en enero de 2010. Ningún país ha reconocido el gobierno de Micheletti y dan su respaldo y reconocimiento como Presidente a Zelaya.

El día 21 de septiembre el depuesto presidente ingresó a territorio hondureño, logrando alojarse en la embajada del Brasil. En sus primeras declaraciones expresó que esperaba iniciar un diálogo con el gobierno de Roberto Micheletti «para el restablecimiento del orden constitucional». El día 2 de diciembre, el Congreso Nacional de Honduras, en atención a la petición de la comisión negociadora del denominado «Diálogo Guaymuras», resolvió rechazar el retorno de Zelaya al poder. La decisión fue adoptada con 111 diputados que votaron por la no restitución del depuesto mandatario, 14 se pronunciaron a favor y se reportaron 3 «ausencias».

Post-presidencia

En marzo de 2010, el presidente venezolano Hugo Chávez nombró a Zelaya coordinador jefe del consejo político de Petrocaribe. Chávez declaró que estaría dispuesto a reconocer el gobierno de Porfirio Lobo en Honduras, si este permitiese que Zelaya regrese y haga vida política. Por otro lado, fue juramentado como diputado del Parlamento Centroamericano el 17 de septiembre de ese mismo año.

Partido político

El Tribunal Supremo Electoral de Honduras (TSE) declaro legal al Partido Político Libertad y Refundación (LIBRE) después de haberse presentado su solicitud como tal, en el máximo tribunal político hondureño; el ex presidente Zelaya Rosales quien se mantuvo en la lucha por la regularización de su movimiento el «Frente Nacional de Resistencia Popular» mantiene que esta nueva institución política es del pueblo y que servirá de lanzadera presidencial, para su esposa la profesora Xiomara Cástro de Zelaya.

Premios

  • 1994-1998: distinguido como Mejor Ministro en los Gobiernos de Carlos Roberto Reina y Carlos Roberto Flores por la prensa nacional.
  • En 1996 fue distinguido como Mejor Amigo y Hermano de los Pueblos Garífunas, Indígenas y Misquitos por las organizaciones étnicas de Honduras.
  • El 23 de agosto de 2006 recibió la Orden Parlamento Centroamericano Francisco Morazán en Grado de Gran Cruz por «su invaluable contribución y apoyo al proceso de la integración centroamericana, y al trabajo que realiza el Parlamento Centroamericano».
  • Declarado Hermano y Abanderado de la Agenda Afrodescendiente de Centroamérica en septiembre de 2008 por la Organización Negra Centroamericana.
  • En mayo de 2009 recibió la Orden Nacional José Matías Delgado en Grado Gran Cruz, Placa de Oro de la República de El Salvador.
  • En junio de 2009 recibió la Medalla del Legendario Ernesto Che Guevara de la Federación Nacional de Estudiantes de Segunda Enseñanza.
  • En agosto de 2009 recibió las llaves, medalla y pergamino de Huésped Distinguido de la ciudad de México.

Fuente: http://www.honduraseducacional.com

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