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CARRETERAS SUBTERRÁNEAS

El siguiente relato -que creo haber leído en “Patrios Lares”- lo hallé de nuevo en un sitio que les invito a visitar: http://minasdeoro.info/ Lo traigo hoy de nuevo hasta ustedes en la esperanza de que alguien más tenga interés en estas misteriosas cuevas que, según el autor, servían a los antiguos mayas como vías de comunicación.
El aseguraba que los mayas perecieron en una sola noche.
Es cosa conocida por muchos que el subsuelo de nuestro país encierra muchos secretos, además de las ruinas de grandes tramos de caminos subterráneos, muchos de ellos, en perfecto estado, lo que además de demostrar un conocimiento científico de ingeniería, se presta a variadas conjeturas. De San Antonio de Cortés, o Talpetate, hay un tramo de carretera que pasa por debajo de ríos caudalosos y continúa hasta Santa Bárbara, en la misma dirección que lleva otro que se abre en la famosa cueva de Pencaligue.
En el departamento de Yoro hay una cueva, la que se asegura tiene leguas de larga. Alguien ha dicho que los antiguos pobladores de estas tierras, los mayas, se comunicaban por subterráneo, porque encontraron más fácil la conservación de sus caminos en esta forma, pues, casi se ha podido probar que la cueva de Pencaligue se comunicaba con Copán; que de las ruinas de Tenampúa principia otra carretera que cruza la cordillera de Comayagua para venir a abrirse en el valle de Chapulistagua o de El Oro, donde hay vestigios de una gran población y así otras.
El profesor Constantino Mejía Moreno, hombre que tuvo una historia turbulenta, se metió en una montaña a hacer los más raros como interesantes estudios sobre los mayas, que al poder ser demostrados darían a los que estudian las maravillas de aquella impetuosa generación, un distinto y novedoso principio de investigación. Pues este sujeto, que para muchos pasaba por loco, pero en ningún caso para mí, que me llevó a caza de todo lo bueno que se puede dar en mi país, así como también de todo lo malo que creo que se puede corregir; este humilde investigador me aseguraba que todas esas cuevas o caminos subterráneos eran lugares donde se reunía la población maya en sus horas de descanso, y que esto explica el caso raro de que las maravillosas ruinas que ellos nos legaron, no hayan dejado vestigios de población urbana, que lo que llamamos ciudades mayas, no son más que los lugares distinguidos donde construyeron sus templos, teatros, campos deportivos, etc., que por lo general eran habitados solamente por las familias reales y los sacerdotes o sabios, y que por eso es todavía un enigma cómo desapareció aquel pueblo que tantos motivos de admiración presta al hombre de hoy.
El aseguraba que los mayas perecieron en una sola noche, por una gran inundación que los ahogó a todos dentro de sus cuevas. Las grandes cosas casi siempre han principiado por otras muy pequeñas. ¿Qué sabemos si éste, al parecer insignificante relato, pueda dar origen al estudio que de veras haga luz en tan trascendental tema?
Pompilio Ortega
Y ahora, usted también lo sabe.

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