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DON RAFAEL COELLO RAMOS Y EL HIMNO A LA MADRE

Con mis mejores deseos para todas las Madres de Honduras, hoy les tengo un programa que recuerda uno de esos himnos hermosos que algunos de nosotros tuvimos la suerte de aprender a cantar cuando niños. Todavía se me eriza la piel recordando…”es su pálida faz conmovida/nuestra dulce y primera visión. 
Rafael Coello Ramos (Comayagüela, 1877-Tegucigalpa, M.D.C., 1967), fue fundador de la Orquesta Verdi. Interpretó instrumentos como: piano, violín y guitarra, los cuales aprendió a tocar con facilidad gracias a que su padre el señor Froylán Ramos, también fue un músico reconocido.
Fue maestro de educación musical durante casi cinco décadas durante las cuales se entregó a la enseñanza musical en Honduras.
Dentro de sus composiciones se encuentran numerosas canciones e himnos nacionales, además realizó versiones de varias canciones internacionales.
El maestro Coello Ramos fue reconocido y premiado por varios gobiernos y particulares, recibió el premio de “Cultura” por el gobierno del Dr. Juan Manuel Gálvez. En el gobierno del Dr. Ramón Villeda Morales, fue condecorado con la Orden de Francisco Morazán. Y en la administración de Oswaldo López Arellano, mereció la medalla Manuel Bonilla.
Don Juan Doborow, ciudadano alemán, se interesó por divulgar la música del maestro Coello Ramos, logrando que la Orquesta Sinfónica de la casa Víctor, grabara varios valses e himnos, como el Himno a la Madre, con letra del poeta Augusto C. Coello y el Himno al Pino con letra del poeta Luis Andrés Zúñiga.

Himno a la Madre hondureña
Letra: Augusto C. Coello
Música: Rafael Coello Ramos

Coro

En el nombre de madre se encierra
La más alta expresión del amor
Porque no puede haber en la tierra
Una imagen más clara de Dios.

Solo

Cuando abrimos los ojos inquietos
Al primer resplandor de la vida
Es su pálida faz conmovida
Nuestra dulce y primera visión
Y al entrar al ignoto camino
A su sombra benéfica y santa
Cada espina que hirió nuestra planta
La convierten sus manos en flor.

Madre que eres consuelo en el llanto
La esperanza y la fe del camino
Árbol bueno que da al peregrino
El descanso, el abrigo y la paz.
Santifica tu amor de tal modo
Que Dios mismo al morir torturado
Sublimó su martirio sagrado
Con tu beso postrero en su faz.

Como un culto hoy Honduras consagra
A tu gloria inmortal este día
Madre que eres el bien, la alegría,
El amparo, la luz y el perdón.
Que tu excelsa virtud traspasando
El misterio de edades remotas
Se dilata en las cálidas notas
Que palpitan en esta canción.

Y ahora, también las Madres lo saben!!!

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