Nació el 15 de noviembre de 1949 en Tela, Atlántida, fueron sus padres Carminda Padilla y Rafael Rostrán; contrajo matrimonio con las señora Conmemoración Maldonado con quien procreo cuatro hijos, creció al cuidado de su abuela materna a quien llamaba cariñosamente Mamita.
Siendo un adolescente, se traslado desde el oriente del país de su lugar de origen ala comunidad de Santa Rita, Yoro donde residía su madre y fue así como inicio como obrero de la Compañía Agrícola y Ganadera de Sula CAGSA, en el sector de Guanchias, dedicada al cultivo de banano.
Como delegado de la palabra partido en un proceso de formación que le permitió forjarse como líder y conocer la realidad nacional, razón por la cual se incorporo de forma militante y combativa a denunciar las injusticias y desigualdades y a luchar por los problemas de nuestro país.
Dagoberto participo en el movimiento sindical hasta llegar a ocupar la presidencia del SITRACOAGS, donde se consagró como dirigente ejemplar con una gran capacidad para lograr a través de las negociaciones de contrata colectiva conquistas para sus compañeros trabajadores y sus familiares.
Dada su beligerancia y entrega fue presidente del sindicato por varios periodos consecutivos y desde esa instancia mantuvo vinculación con los demás sindicatos a nivel nacional afiliados al SGT; además mantuvo relación permanente con los sectores populares y el pueblo en general y a nivel internacional con organizaciones sindicales.
Hombre con calidad humana extraordinaria, humildad y de sonrisa permanente, despedido de las cosas materiales. Siempre estaba listo para tender una mano para quien la necesitara.
Dagoberto se destaco por su dinamismo como fundador del Comité de los Derechos Humanos en el Progreso, razón ésta que le permitió estar muy cerca del Padre Guadalupe Carney, también fue miembro del club Rotario de esta ciudad.
Al momento de su asesinato era estudiante de Derecho en el Centro Universitario Regional Del Norte CURN ya que soñaba con ser el abogado de los pobres.
La década de los ochenta, salpicada con la sangre de hombres y mujeres valientes victimas de la doctrina de la seguridad Nacional en la época del alvarismo; nos arrebato la vida de Dagoberto, un joven de 33 años con muchos sueños aún por realizar.
Un día martes 29 de marzo de 1983 en forma vil y canalla fue cegada su vida. Los sicarios al servicio de los dueños de la empresa CAGSA, a quienes él mismo llevó en el vehículo que conducía desde Finca once hasta el lugar de su muerte, cerca del puente de la comunidad del Bálsamo al tenderles su mano para despedirse de ellos estos respondieron descargando sus armas sobre la vida de Dagoberto y sus acompañantes. Para cerciorarse de que cumplían con su objetivo dispararon innumerablemente proyectiles.
Todavía hoy, quienes tuvimos la suerte de conocer y ser compañeros de Dagoberto y dar fe lo valiosa que fue su familia, hijos, amigos y compañeros pedimos justicia.
Dagoberto desapareció físicamente pero él sigue vivo en cada campesino, obrero, maestro que seguimos sus pasos luchando hasta un mundo más compartido.
A 21 años de su muerte, la agenda popular es la misma, los problemas mas por los cuales lucho Dagoberto está vigentes: la opresión, la explotación y la injusticia.
Dagoberto tenía firme convicción que “en las calles está el poder”, con el accionar de las masas.
Fuente: https://honduraslaboral.org/article/dagoberto-padilla-escoto/