Honduras en sus manos
Español
El 2 de octubre de 1827 la municipalidad y muchos elementos de Tegucigalpa se dirigieron al Coronel José Justo Milla, en su carácter de Comandante General de las Armas del Estado de Honduras, solicitándole que estacionara en esta ciudad la división que tenía a su cargo. Tal solicitud se presentaba cuatro días después de que la vanguardia de la referida división, al mando del Sargento Mayor Gregorio Villa derrotó en Sabanagrande a 400 hombres que el gobierno salvadoreño de Mariano Prado había enviado al mando del Coronel Gregorio Zepeda.
La municipalidad y vecinos fundamentaban su solicitud en tres puntos, así:
1- Es constante que el espíritu de la anarquía ha salido al último grado, tramando disposiciones de destrucción de todo hombre honrado, y que a la vez que la fuerza federal se retirase sería indubitable una invasión que amenaza de cerca, de que hay datos nada equívocos».
2- Es constante que la fuerza de El Salvador que acaba de sufrir la derrota de Sabana grande obraba de acuerdo con varios pueblos de este Estado para dar el golpe inhumano que se ha descubierto en sus planes, y que ahora existen en ellos la esperanza de realizarlo en el momento que se retire la fuerza federal».
3- Es de atención que el presente invierno con su excesiva copia de aguas opone el mayor embarazo para la marcha de la División, de forma que ahora cuando siguiera el camino sólo sería para sufrir las enfermedades y calamidades consiguientes».
Los vecinos terminaban suplicando a Milla que no hiciera marchar la división hacia San Miguel, a donde debería ir obedeciendo órdenes, y le pedían que ordenara regresarse a la vanguardia que al mando de Villaseñor había logrado la victoria de Sabanagrande. Se lo suplicamos -decían- pero nos vemos en la dura alternativa de tener que sufrir el furor de los enemigos o desamparar esta ciudad para seguir la marcha de la tropa con nuestras familias».
Respecto a gastos la municipalidad y vecinos decían a Milla que se descuidara de ellos. Que los ciudadanos Ferrari y Ambrosio Cheverría los cubrirían como encargados de colectar una suscripción pública expresando que quedarían tan reconocidos de la protección, que se prestarían a cuanto condujera a la permanencia de la tropa.
Firmaban los señores Pablo Borjas, Tomás Medina, Valentín Galindo, José Midence, Rafael Cubas, Secundino Bustillos, Francisca Marcilla, Tomás Sosa, miembros de la Municipalidad; Joaquín Machado Ugarte, cura, J. Manuel Fernando Cerna, Juan V. Lorenzo Motiño, Luis Piloto, Miguel Bustamante, Pascual Arisa, Calixto Reconco, Miguel Robelo, Carlos Selva, José Ferrari, Domingo Lago, Ambrosío Echeverría, Narciso del Rosal, Leocadio Lardizábal, José María Bonilla, Leonardo Romero, Serapio Galindo, José B. del Valle, Manuel Pardo, José Vicente Benítez, Baltasar Sandoval, Pío Sánchez, Rafael Estrada, Rafael Pagoaga, S. Irías, Laureano Verdugo, Vicente Figueroa M. y Justo Moncada.
Fuente: Efemérides Nacionales (Víctor Cáceres Lara)